TARRAGONA, viernes, 4 abril 2008 (ZENIT.org).- Con motivo del año jubilar de los santos Frutuoso, Augurio y Eulogio y en vísperas del Año Paulino, la archidiócesis de Tarragona, España, organiza el congreso internacional «Pablo, Fructuoso y el cristianismo primitivo en Tarragona».
El Papa Benedicto XVI ha concedido a la archidiócesis de Tarragona la celebración de un año jubilar, dedicado a la memoria de los santos mártires Fructuoso, obispo, Augurio y Eulogio, diáconos, con ocasión de los 1750 años del martirio que sufrieron en el anfiteatro de Tarragona el 21 de enero del año 259 d. C.
El congreso internacional, dedicado al cristianismo en esa región catalana entre los siglos I y VIII, ocupará un lugar preeminente en el conjunto de congresos y estudios sobre el apóstol Pablo. El congreso tendrá lugar en la ciudad de Tarragona los días 19, 20 y 21 de junio de 2008, informan los organizadores en una nota enviada a Zenit.
La rica historia de la Tarraco romana y de los inicios del cristianismo, testimoniados por la Passio de los mártires Fructuoso, Augurio y Eulogio, centrará la atención de muchos investigadores venidos de muy diversos puntos del mundo.
El año jubilar de san Fructuoso de Tarragona comenzó el 21 de enero de 2008 y se clausurará el 21 de enero de 2009.
En el marco de los actos y celebraciones del año jubilar, monseñor Jaume Pujol i Balcells, arzobispo de Tarragona, ha encargado la organización del congreso al Instituto Superior de Ciencias Religiosas «Sant Fructuós» (INSAF), institución académica universitaria de la archidiócesis de Tarragona. El congreso cuenta con la colaboración de la Facultad de Teología de Cataluña (FTC), con sede en Barcelona, y de la Universidad Rovira i Virgili (URV) de Tarragona.
La historia de la Iglesia de Tarragona es larga y fecunda. El primer testimonio escrito de la comunidad cristiana de Tarraco son las actas del martirio de san Fructuoso, obispo, y de sus dos diáconos Augurio y Eulogio, el 21 de enero del año 259 d. C., bajo la persecución decretada por los emperadores Valeriano y Galieno.
Las actas de su martirio se consideran auténticas y son las más antiguas de la Península Ibérica y constituyen el primer documento escrito sobre el cristianismo hispánico.
La Passio de Fructuoso pone de manifiesto la existencia de una Iglesia organizada jerárquicamente –el episcopado de Fructuoso, el diaconato de Augurio y Eulogio y el lectorado de Augustal– y sólidamente arraigada en la Tarraco romana.
Cincuenta y cinco años después del martirio del obispo Fructuoso, en el año 314, un obispo de Tarraco participaba en el Concilio de Arles, mediante sus dos delegados Probacio y Castorio. La necrópolis de Tarragona conserva una inscripción fúnebre que data del año 325, y el grandioso mausoleo funerario de Centcelles, de la segunda mitad del siglo IV, contiene un mosaico en cúpula de clara iconografía bíblica.
En el año 384, el arzobispo Himerio consulta al papa Dámaso algunas dudas sobre diversos asuntos de disciplina eclesiástica. Muerto este, le contesta su sucesor, el papa Siricio, el 11 de febrero del año 385. Se trata de la primera decretal que un Papa dirige a un obispo de la Iglesia latina. Aparece, por tanto, la estructura provincial de la Tarraconense e, incluso, la primacía a nivel peninsular.
Los datos históricos y los cálculos realizados a partir de las fuentes epigráficas ponen de manifiesto que la comunidad cristiana de Tarraco en el siglo IV era una de las más numerosas de la Península Ibérica. La situación estratégica de Tarragona –paso obligado entre la Península y Roma– hace pensar que la introducción del cristianismo en Tarraco sería anterior al primer dato histórico que conocemos de esta comunidad cristiana a través de la Passio de Fructuoso.
La Iglesia de Tarragona afirma la venerable tradición de la predicación del apóstol Pablo en esta ciudad, y la considera un hecho histórico altamente probable. Una pequeña capilla del siglo XIII, hoy situada en el interior del Seminario Pontificio y construida sobre una roca, en la acrópolis de la ciudad, evoca la estancia de Pablo en Tarraco y las primeras palabras evangélicas que se pronunciaron en ella.
Posteriormente, a principios del siglo VIII, el arzobispo de Tarragona, san Próspero, después de salvar las reliquias de san Fructuoso coincidiendo con la invasión islámica, huyó a Italia, donde fue obispo de Reggio Emilia. Allí fue venerado a su muerte como santo; el oficio litúrgico dedicado a él explica que fue uno de los sucesores de san Pablo. Este es el documento más antiguo (siglos VIII-IX), producido en Italia, donde aparecen juntos san Pablo y Tarragona y, en un segundo plano, las reliquias de san Fructuoso.
El congreso pretende abrir nuevos caminos en la investigación histórica y científica sobre esta cuestión apasionante: el viaje apostólico de Pablo a Hispania –anunciado por el propio Pablo en Romanos 15–, los inicios del cristianismo en Tarraco y, con san Fructuoso, el posterior desarrollo de la comunidad cristiana más antigua de la Península Ibérica
Así mismo, el Año de San Pablo anunciado por el papa Benedicto XVI con ocasión del bimilenario del nacimiento del Apóstol de las naciones (28 de junio de 2008-29 de junio de 2009) contribuirá a nuevas investigaciones sobre la vida de Pablo, su actividad evangelizadora y sus escritos.
Para más información: http://congres.pau-fructuos.arquebisbattarragona.cat