ROMA, domingo, 16 diciembre 2007 (ZENIT.org).- «Ofrecimiento apasionado de lo más grande y bello que se puede tener en la vida», el amor de Cristo: así define la evangelización el padre Federico Lombardi, S.I., director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Tras la publicación de la Nota doctrinal de la Congregación para la Doctrina de la Fe «acerca de algunos aspectos de la Evangelización» -presentada el viernes en el Vaticano–, el sacerdote ha dedicado al tema su breve editorial de «Octava Dies» –semanario de información del Centro Televisivo Vaticano, del que también es director–.
«»¡Ay de mi si no evangelizara!». Estas fuertes palabras de San Pablo siguen resonando hoy en el corazón de todo auténtico creyente –reflexiona–, estupefacto y conquistado por el amor de Cristo por él y deseoso de comunicar el don recibido».
«Es una consecuencia natural de la fe cristiana –puntualiza–, un ofrecimiento apasionado de lo más grande y bello que se puede tener en la vida y que no se quiere conservar egoístamente sólo para uno».
Se trata de un ofrecimiento, no de «una imposición o constricción, un ofrecimiento realizado en libertad y a la libertad, hecho por amor, amor de Cristo y de los demás», «y el amor existe sólo donde existe libertad», recalca el padre Lombardi.
«Éste es el sentido de la Nota sobre la evangelización» –precisa– publicada por el citado dicasterio, «firmada por el Papa, no por casualidad, el 3 de diciembre, fiesta de San Francisco Javier, el mayor misionero de la época moderna».
Indica el portavoz vaticano que la Nota «quiere liberarnos de una actitud de injustificada timidez, como si el anuncio del Evangelio fuera una interferencia indiscreta en la vida de los demás, como si fuera indiferente para la existencia conocer o no a Jesucristo».
«No, no es indiferente –constata–, ni para nosotros ni para los demás, y de hecho, si nuestro anuncio debe ser creíble no será un anuncio sólo con palabras, sino igualmente con el testimonio de vida, digamos también con la santidad de vida».
«Esta pasión del anuncio por amor de Cristo no es ciertamente exclusiva de los católicos, sino de todos los auténticos cristianos, y es por lo tanto uno de los impulsos más fuertes del profundo deseo de unidad entre todos los cristianos», añade el padre Lombardi.
Es un documento muy bello el que «se nos ha regalado en este tiempo de Adviento», porque «también nosotros debemos preparar el camino para la llegada del Señor», concluye.
Por Marta Lago