Preocupación de los obispos centroamericanos ante el proyecto de ley estadounidense de inmigración

SAN JOSÉ, lunes, 20 marzo 2006 (ZENIT.org).- Los obispos centroamericanos han tomado papel y pluma para enviar una carta a los miembros del Senado de los Estados Unidos en el que expresan su preocupación sobre sobre la ley de inmigración que se está discutiendo en esa sede.

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La carta está firmada por monseñor José Francisco Ulloa Rojas, obispo de Cartago (Costa Rica) y de monseñor Ángel Sancasimiro Fernández, obispo de Ciudad Quesada (Costa Rica), respectivamente presidente y vicepresidente del Secretariado Episcopal de Centro América (SEDAC).

Los prelados consideran que si se aprobara la polémica ley H.R. 4437 «sería un desastre devastador que involucrará a miles de personas, familias y comunidades», dado que actualmente las remesas que envían los inmigrantes desde Estados Unidos constituyen la segunda fuente de ingresos para el área centroamericana.

Los obispos piden a los senadores que «contemplen una ley con rostro humano y consideren una solución humanitaria y comprensiva para el bien común de todas las personas que buscan una alternativa a la grave crisis económica de la región centroamericana».

En caso de que se aprobase la ley criticada, considera la misiva, se «impulsará a la población a asumir mayores riesgos para obtener trabajo en Estados Unidos y se incrementará otra ola mayor de migración, facilitando así el tráfico de migrantes y la trata de personas», además de un aumento de la violencia y la inestabilidad económica y política de la región.

Ante estas preocupaciones, los obispos de Centroamericana piden «que se consideren estos efectos» que son importantes no sólo para Centroamérica sino también para Estados Unidos a largo plazo.

Los emigrantes «tienen derechos y dignidad» como todos y por ello, pide a legislar «una vía humanitaria para los trabajadores en Estados Unidos y que permita la reunificación familiar».

«En un mundo globalizado estamos llamados a globalizar la solidaridad con los más excluidos y marginados. Para los migrantes y para la Iglesia no debe haber muros y fronteras sino puentes que nos unan como hermanos y hermanas», concluye la carta.

[Es posible leer el documento íntegro en la sección Documentos de la página web de Zenit, www.zenit.org]

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ZENIT Staff

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