CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 7 diciembre 2005 (ZENIT.org).- En la víspera del cuadragésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, Benedicto XVI manifestó a los sacerdotes su deseo más profundo: que entreguen su vida a Dios y a la salvación de las almas.
Fue la consigna que expresó al saludar al final de la audiencia general a los participantes en un congreso organizado por la Congregación para el Clero, cuyo prefecto es el cardenal Darío Castrillón Hoyos, sobre el decreto del Vaticano II «Presbyterorum ordinis» .
Ese decreto, «sobre la vida y el ministerio de los presbíteros» fue publicado por Pablo VI precisamente el 7 de diciembre de 1965.
«Queridos hermanos, este documento conciliar ha constituido una etapa de fundamental importancia en la vida de la Iglesia por lo que se refiere a la reflexión sobre la naturaleza y características del sacerdocio ministerial, que conforma a los presbíteros con Jesucristo, jefe y pastor de su pueblo», reconoció el Papa.
Como Jesús, dijo, «los sacerdotes deben entregar su vida por la gloria de Dios y la salvación de las almas», concluyó el Papa.
Benedicto XVI ha concedido la indulgencia plenaria para este 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, en el cuadragésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II.
