Santa Maria in Trastevere, liturgia de San Egidio por Alepo (Foto Uff. Stampa S. Egidio).

Santa Maria in Trastevere, liturgia de San Egidio por Alepo (Foto Uff. Stampa S. Egidio).

San Egidio organiza en Trastevere una liturgia por Siria, contra la indiferencia

Un nuevo llamado contra la resignación. “Grave la responsabilidad de quien no escuchó el grito de los inocentes”

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(ZENIT – Roma).- Una liturgia pidiendo por la paz y la salvación de la ciudad siria de Alepo fue organizada este domingo en la iglesia de Santa María in Trastevere ubicada en el barrio del mismo nombre en Roma.
La ceremonia que inició con la melodía de un antiguo himno sirio dedicado a María y el Padre Nuestro en árabe, invadió el antiguo templo donde se congregaron gran cantidad de personas para el acto organizado por la Comunidad de San Egidio.

La ciudad de Alepo arrasada por los combates. (foto Wikicommons)

La ciudad de Alepo arrasada por los combates. (foto Wikicommons)

La ciudad de Alepo, símbolo de la convivencia entre culturas y religiones, es víctima de un asedio que no perdona a nadie, iniciando de los más débiles y los niños.
Participaron a la liturgia numerosos cristianos sirios de las ciudades de Alepo, Homs y Damasco, quienes llegaron en los últimos meses a Italia gracias a los corredores humanitarios obtenidos por San Egidio y las Iglesias protestantes italianas.
“Celebramos la fiesta de la Asunción de María con el corazón inquieto y palpitante”, señaló el párroco de la basílica, Marco Gnavi. Y añadió que “junto a los hermanos y hermanas de Siria que se encuentran aquí en medio de nosotros, dirigimos la mirada a María, implorando salvación y paz para la ciudad de Alepo y para toda la Siria”.
“Alepo –recordó Mons. Gnavi– es una ciudad símbolo de la convivencia, perla rara de una larga historia milenaria, con relaciones antiguas de respeto entre cristianos y musulmanes, ciudad que ha conocido también la presencia judía. Allí hoy se muere sea en la parte occidental que en la oriental, por las bombas, los misiles, el hambre, la sed, y sobre todo por la indiferencia de quien pudiendo, no quiso escuchar el grito de los inocentes y la llamada para que Alepo no fuera agredida”.
Y concluyó invitando a “no resignarnos delante del grito de quien en Alepo sufre, y a rerzar para que el Señor despierte la conciencia de los pueblos, de los gobernantes, de los creyentes y que se rompa el asedio de muerte que está asesinando a Alepo y a sus hijos”.

Los corredores humanitarios se han convertido en un mensaje de esperanza’

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ZENIT Staff

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