Ange-Felix Patassé, presidente de la república, encomendó la semana pasada la esperanza de reconciliación del país –uno de los más pobres del continente africano– a monseñor Paul Pomodino, obispo de Bossangoa y presidente de la Conferencia Episcopal.
El prelado encabeza ahora una comisión encargada de favorecer el diálogo nacional. Con la mediación de monseñor Pomodino, el gobierno y los rebeldes parecen dispuestos a negociar.
La República Centroafricana se encuentra en estado de guerra civil, situación a la que se llegó porque los hombres del ex jefe de Estado mayor, François Bozizé, lanzaron un fallido golpe de Estado el pasado mes de octubre para derrocar al presidente Patassé.
En un documento reciente, los obispos de la república denunciaron los crímenes y la brutalidad, trasladando el «grito de desesperación de la población del país, que gime, llora y sepulta a sus propios hijos en silencio».
Numerosas misiones católicas han sido asaltadas por los rebeldes y la vida de los religiosos allí presentes está permanentemente amenazada.
Manifestando su «apoyo incondicional», el Observatorio Centroafricano de los Derechos Humanos ve en el nombramiento de obispo de Bossangoa como coordinador del diálogo nacional una «garantía moral y un acto de confianza hacia la sociedad civil para desempeñar un papel de mediadora de paz».