Como resultado de este ataque, dos personas murieron y al menos otras seis resultaron heridas. La información oficial señala que los sicarios llegaron a la iglesia y tras identificar a una de las víctimas comenzaron a disparar.
De acuerdo con las autoridades, el tiroteo podría estar originado en un ajuste de cuentas. Hasta el momento, las fuerzas del orden han detenido a diez personas bajo sospecha de estar implicadas en los asesinatos.
Representa otro ataque profano contra la Iglesia católica en Colombia, que el año pasado sufrió los asesinatos de siete sacerdotes, una religiosa ganadora de un premio nacional de paz, y un seminarista.
El hecho más grave que se recuerda de ataques a la Iglesia católica en el país ocurrió el pasado mes de mayo en el municipio de Bojayá, donde fueron asesinadas más de cien personas que se protegían en un templo para evitar ser víctimas de la guerrilla. Pero hasta este lugar llegaron las bombas de los rebeldes.