(ZENIT – Roma).- En el día de san Bernardo patrono de Europa, el cardenal Leonardo Sandri prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales inició su gira en Ucrania, para recorrer por encargo del Santo Padre las zonas del conflicto.
En ellas se encontrará con refugiados y desplazados víctimas del conflicto que afecta a esta nación.
«Con muchísima esperanza viajo a Ucrania para llevar a ese querido pueblo la palabra del Papa, de afecto, presencia y cercanía», explicó el cardenal Sandri a Radio Vaticano antes de partir. Un viaje, dijo, para «llevar el consuelo, el óleo de la consolación que nos da el Evangelio».
El Ucrania fue recibido por el nuncio apostólico, Mons. Claudio Guggerotti, el arzobispo Sviatoslav Shevchuk, miembros del clero y algunos sacerdotes greco-católicos. En el primer día fue a Maidan, donde rezó delante de la gran cruz circundada por retratos de las víctimas de los combates de inicios de 2014. Allí depositó una corona de flores y encendió una vela.
A continuación la delegación fue al memorial de Holomodor, que recuerda la carestía forzada decidida entre 1929 y 1933 por Stalin, en la que murieron por inanición siete millones de personas tras la confiscación de los alimentos de la población. Stalin además se enriqueció vendiendo al mercado exterior el trigo de Ucrania. Crimen contra la humanidad que había sido oficialmente silenciado hasta el 2003. Se recordó también el mensaje de san Juan Pablo II en el 70º aniversario del Homolodor.
En 2016 el Papa había enviado a otra delegación presidida por el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin para que durante el viaje de cinco días en Ucrania analizara la situación.