El Papa Francisco y el Patriarca Neófito, jefe de la Iglesia Ortodoxa Búlgara © Vatican Media

El Papa Francisco y el Patriarca Neófito, jefe de la Iglesia Ortodoxa Búlgara © Vatican Media

Bulgaria: El Papa se encuentra con el Patriarca Neófito y con el Santo Sínodo

La Iglesia Ortodoxa búlgara es autocéfala

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(ZENIT – 5 mayo 2019).- Uno de los encuentros más importantes de este breve viaje del Papa Francisco a la República de Bulgaria es el encuentro con el Santo Sínodo y el Patriarca Neófito, quien guía la Iglesia Ortodoxa búlgara desde el año 2013, sucediendo a Su Santidad Maxim.

En un contexto delicado, esta reunión supone un paso más para la promoción del diálogo interreligioso entre la Iglesia de Roma y la Ortodoxa autocéfala de Bulgaria, teniendo en cuenta que esta Iglesia es la única que no mantiene encuentros regulares con Roma y que ni siquiera participó en el Gran Concilio Panortodoxo de la isla de Creta en 2016.

Así, este primer día en Bulgaria, el Papa Francisco ha llegado al Palacio del Sínodo a las 12 (hora de Roma), para visitar a Su Santidad Neofit, Metropolitana de Sofía y Patriarca de toda Bulgaria, y al Santo Sínodo.

A su llegada, el Pontífice fue recibido en la entrada principal por el Metropolitano de Europa Occidental y Central Antonij (Mihalev), quienes lo acompañaron a la Sala del Primer Piso, donde lo esperaba el Patriarca Neofit. Solo los miembros del Santo Sínodo, Simeón II, el ex rey de Bulgaria y los miembros eclesiásticos de la comitiva papal estuvieron presentes en la reunión.

Tras el saludo del patriarca, el Santo Padre saludó. Luego, después del intercambio de regalos, la presentación de las Delegaciones y la foto de grupo, el Papa Francisco se despidió del Patriarca Neofit y se fue a pie, junto con el Metropolitano Antonio, a la Catedral Patriarcal de San Alexander Nevsky.

Santos Cirilio y Metodio

El Santo Padre les dirigió unas palabras de saludo, y citó los grandes sacrificios por la fe hecha por los cristianos en Bulgaria.

Así, el Sucesor de Pedro se ha referido a los santos Cirilo y Metodio como modelo para la comunión: «También en nuestras relaciones, los santos Cirilo y Metodio nos recuerdan que ‘no se opone a la unidad de la Iglesia una cierta variedad de ritos y costumbres’ y que entre Oriente y Occidente ‘las diversas fórmulas teológicas, más bien que oponerse entre sí, se completan y perfeccionan unas a otras’.

Religiones en Bulgaria

La religión predominante en Bulgaria es el cristianismo ortodoxo, desde que se estableció como religión oficial del país en el siglo IX. Actualmente, de los 7.3 millones de habitantes del país, alrededor del 85 % se declaran ortodoxos. El resto son musulmanes (12%), católicos (1%), de otras iglesias ortodoxas o no profesan ninguna religión. La Constitución búlgara, como la de todos los países de la UE, defiende la libertad de culto.

La Iglesia Ortodoxa no considera al Papa como representante de Dios en la Tierra y tampoco reconoce su infalibilidad como los católicos (la Iglesia católica declara que el Papa no se puede equivocar cuando habla Ex Cathedra, como Papa, sobre temas de la Iglesia). Los ortodoxos consideran al Papa el Patriarca de Occidente, y en cambio, la máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa Búlgara es el Patriarca de Sofía, actualmente Neófito.

Siguiendo los pasos de San Juan Pablo II, durante su visita en 2002, Francisco ha ido a la Catedral Patriarcal de San Alejandro Nevsky, para una oración privada ante el trono de los Santos Cirilo y Metodio. Antes del traslado a la Nunciatura Apostólica, ha recitado la oración del Regina Coeli en la Plaza de San Alejandro Nevsky.

A continuación, reproducimos el saludo del Papa Francisco al Patriarca Neófito y a los Metropolitas y Obispos del Santo Sínodo:

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Saludo del Santo Padre

Santidad, venerados Metropolitas y Obispos, queridos hermanos, 

Christos vozkrese! 

En la alegría del Señor resucitado os dirijo el saludo pascual en este domingo, que el Oriente cristiano llama “domingo de santo Tomás”. Contemplamos al Apóstol que mete la mano en el costado del Señor y que, tocando sus heridas, confiesa: «¡Señor mío y Dios mío!» (Jn 20,28). Las heridas que a lo largo de la historia se han abierto entre nosotros, los cristianos, son desgarros dolorosos causados al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Todavía hoy palpamos las consecuencias. Pero, si ponemos juntos las manos sobre esas heridas y confesamos que Jesús ha resucitado, y lo proclamamos como nuestro Señor y nuestro Dios, si al reconocer nuestras faltas nos sumergimos en sus heridas de amor, tal vez podamos volver a encontrar la alegría del perdón y pregustar el día en que, con la ayuda de Dios, podremos celebrar el misterio pascual en el mismo altar. 

En este camino estamos sostenidos por tantos hermanos y hermanas, a quienes quisiera ante todo rendir homenaje: son los testigos de la Pascua. Cuántos cristianos en este país sufrieron por el nombre de Jesús, en particular durante la persecución del siglo pasado. El ecumenismo de la sangre. Ellos esparcieron un suave perfume en la “Tierra de las rosas”. Pasaron a través de las espinas de la prueba para que se extienda la fragancia del Evangelio. Florecieron en un terreno fértil y bien labrado, en un pueblo rico de fe y humanidad genuina, que les dio raíces robustas y profundas. Pienso en la vida monástica que, de modo especial, alimentó la fe de la gente de generación en generación. Creo que estos testigos de la Pascua, hermanos y hermanas de distintas confesiones unidos en el cielo por la caridad divina, ahora nos miran como si fuéramos semillas plantadas en la tierra para dar fruto. Y mientras muchos otros hermanos y hermanas en el mundo siguen sufriendo a causa de la fe, nos piden que no nos quedemos encerrados, sino que nos abramos, porque solo así las semillas dan fruto. 

Santidad, este encuentro, que tanto he deseado, está en continuación al de san Juan Pablo II con el Patriarca Maxim, durante la primera visita de un Obispo de Roma en Bulgaria, y sigue las huellas de san Juan XXIII, que se encariñó en los años que aquí pasó con este pueblo «sencillo y bueno» (Diario del alma, Bologna 1987, 325), apreciando su honestidad, su laboriosidad y su dignidad en las pruebas. También yo me encuentro aquí como un huésped acogido con afecto, y siento en el corazón la nostalgia del hermano, esa saludable nostalgia por la unidad entre los hijos del mismo Padre, que el papa Juan pudo ciertamente madurar en esta ciudad. Por eso, durante el Concilio Vaticano II, que él convocó, la Iglesia ortodoxa búlgara envió a sus observadores. Desde entonces, los contactos se multiplicaron. Me refiero a las visitas de delegaciones búlgaras que desde hace cincuenta años acuden al Vaticano y que cada año tengo la alegría de recibir; así como la presencia en Roma de una comunidad ortodoxa búlgara, que reza en una iglesia de mi diócesis. Me alegra la acogida exquisita que aquí dispensan a mis enviados, cuya presencia se ha intensificado en los últimos años, y la colaboración con la comunidad católica local, sobre todo en el ámbito cultural. Confío en que, con la ayuda de Dios y en los tiempos que la Providencia disponga, esos contactos incidan positivamente en tantos otros aspectos de nuestro diálogo. Mientras tanto, estamos llamados a caminar y a actuar juntos para dar testimonio del Señor, sirviendo especialmente a los hermanos más pobres y olvidados, en los que Él está presente. El ecumenismo del pobre. 

El Papa Francisco y el Patriarca Neófito, jefe de la Iglesia Ortodoxa Búlgara © Vatican MediaNos guían en el camino sobre todo los santos Cirilo y Metodio, que nos han unido desde el primer milenio y cuya memoria viva perdura en nuestras Iglesias como fuente de inspiración, porque, a pesar de las adversidades, ellos pusieron en primer lugar el anuncio del Señor, la llamada a la misión. Como dijo san Cirilo: «A pesar de estar cansado y físicamente débil, iré con alegría a aquel país. Yo marcho con alegría por la fe cristiana» (Vida de Constantino VI,7; XIV,9). Y mientras los signos premonitorios presagiaban las dolorosas divisiones que sucederían en los siglos posteriores, eligieron la perspectiva de la comunión. Misión y comunión: dos palabras que se entrelazan siempre en la vida de los dos santos y que pueden iluminarnos el camino para crecer en fraternidad. El ecumenismo de la misión. 

Cirilo y Metodio, bizantinos de cultura, tuvieron la audacia de traducir la Biblia en una lengua accesible a los pueblos eslavos, para que la Palabra divina precediese a las palabras humanas. Su valiente apostolado permanece como un modelo de evangelización para todos. Un ámbito del anuncio que nos interpela es el de las jóvenes generaciones. Es importante que, respetando las respectivas tradiciones y peculiaridades, nos ayudemos y encontremos modos para transmitir la fe con el lenguaje y las formas que permitan a los jóvenes experimentar la alegría de un Dios que los ama y los llama. De lo contrario se sentirán tentados a confiar en tantas sirenas engañosas de la sociedad de consumo. 

Comunión y misión, cercanía y anuncio, los santos Cirilo y Metodio tienen mucho que decirnos también en lo que se refiere al futuro de la sociedad europea. En efecto, «fueron en cierto modo promotores de una Europa unificada y de una paz profunda entre todos los habitantes del continente, mostrando los fundamentos de un nuevo arte de vivir juntos, en el respeto de las diferencias, que no constituyen un obstáculo para la unidad» (S. JUAN PABLO II, Saludo a la Delegación oficial de Bulgaria, 24 mayo 1999: Insegnamenti XXII,1 [1999], 1080). También nosotros, herederos de la fe de los santos, estamos llamados a ser artífices de comunión, instrumentos de paz en el nombre de Jesús. En Bulgaria, «encrucijada espiritual, tierra de encuentro y de comprensión recíproca» (ID., Discurso durante la Ceremonia de bienvenida, Sofía, 23 mayo 2002: Insegnamenti XXV,1 [2002], 864), han encontrado acogida varias confesiones, desde la armena a la evangélica, y diversas expresiones religiosas, desde la judía a la musulmana. La Iglesia católica encuentra acogida y respeto, tanto en la tradición latina como bizantina-eslava. Agradezco a Su Santidad y al Santo Sínodo su benevolencia. También en nuestras relaciones, los santos Cirilo y Metodio nos recuerdan que «no se opone a la unidad de la Iglesia una cierta variedad de ritos y costumbres» y que entre Oriente y Occidente «las diversas fórmulas teológicas, más bien que oponerse entre sí, se completan y perfeccionan unas a otras» (CONC. ECUM. VAT. II, Decr. Unitatis redintegratio, 16-17). «¡Cuántas cosas podemos aprender unos de otros!» (Exhort. apost. Evangelii gaudium, 246). 

Santidad, dentro de poco tendré la posibilidad de entrar en la Catedral Patriarcal de San Alejandro Nevski para detenerme a rezar recordando a los santos Cirilo y Metodio. San Alejandro Nevski, de la tradición rusa, y los santos hermanos, provenientes de la tradición griega y apóstoles de los pueblos eslavos, nos revelan que Bulgaria es un país puente. Santidad, queridos hermanos, los aseguro mi oración por vosotros, por los fieles de este amado pueblo, por la alta vocación de este país, por nuestro caminar en un ecumenismo de la sangre, del pobre y de la misión. A su vez, los pido un lugar en vuestras oraciones, con la certeza de que la oración es la puerta que hace posible todo camino de bien. Deseo renovar mi agradecimiento por la acogida recibida y aseguraros que guardaré en el corazón el recuerdo de este encuentro fraterno. 

Christos vozkrese! 

© Librería Editorial Vaticano

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Rosa Die Alcolea

Profesional con 7 años de experiencia laboral en informar sobre la vida de la Iglesia y en comunicación institucional de la Iglesia en España, además de trabajar como crítica de cine y crítica musical como colaboradora en distintos medios de comunicación. Nació en Córdoba, el 22 de octubre de 1986. Doble licenciatura en Periodismo y Comunicación Audiovisual en Universidad CEU San Pablo, Madrid (2005-2011). Ha trabajado como periodista en el Arzobispado de Granada de 2010 a 2017, en diferentes ámbitos: redacción de noticias, atención a medios de comunicación, edición de fotografía y vídeo, producción y locución de 2 programas de radio semanales en COPE Granada, maquetación y edición de la revista digital ‘Fiesta’. Anteriormente, ha trabajado en COPE Córdoba y ABC Córdoba.

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