(ZENIT – Roma).- El restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, el papel de China en la región, y los cambios de la agenda internacional son los temas que han sido tratados este viernes en un desayuno de trabajo en Roma, en el hotel NH Giustiniani, entre embajadores y periodistas, organizado por el observatorio Mediatrends América.
El nuevo elemento, señaló, es que Obama respeta a Cuba, y sin ser obsequioso lo trata como un país, con su dignidad, historia, política y tradiciones. “Aunque aún sea una dictadura, no de las peores, si se piensa a los años 80”, dijo.
El profesor, que enseña historia y política internacional en la universidad estadounidense en Roma, subrayó que la visita de Obama no encontró oposiciones, ni siquiera la del candidato republicano Donald Trump, que aunque busca siempre las polémicas, consideró mejor no entrar en el tema.
El periodista español Eusebio Val, corresponsal en Roma del diario La Vanguardia, al tomar la palabra definió el viaje de Obama, como “el hecho más importante de los últimos tiempos en América Latina”, con “la coincidencia de un Papa argentino que hace de mediador”.
El corresponsal del medio catalán señaló además que la apertura de La Habana a Washington levanta una preocupación en su país en el sentido “de que España pierda por segunda vez a Cuba”, como sucedió con la independencia en 1889, pues ha hecho un esfuerzo inversor muy grande y existe la clara posibilidad de un desembarque económico de Estados Unidos.
El corresponsal español, que en los años 90 trabajaba en Alemania, señaló un paralelismo, no exacto pero importante entre la reunificación alemana y la Cuba actual: de un lado un país con un régimen totalitario y de otro una comunidad cubana en el exilio que ha crecido en una sociedad abierta, capitalista.
Eusebio Val señaló que tras la caída del Muro de Berlín, se produjo un desplome de la economía de Europa del Este y un desembarque de empresas de Alemania Occidental, causando en el Este la sensación de agravio, porque el oeste ‘invadía’ con sus empresas.
“Veo serias dificultades, políticas, económicas y psicológicas, para que una población que ha vivido muchos años con un sistema determinado pueda cambiar. Pero también esperanza de que la cosa pueda ir bien” dijo.
Comentó también que cuando estaba de corresponsal en Estados Unidos, hablando sobre la vida de los inmigrantes escuchó que uno decía: “Aquí se vive mal pero se sufre bien” aunque pierden rápidamente el idioma y la cultura heredada. Añadió que no existe un lobby latinoamericano, pero sí cubano.
Sobre los hispanos en EEUU alguien acotó la paradoja de que cuando están ilegales son demócratas y cuando obtienen la green card (permiso de residencia) se vuelven republicanos y sobre la capacidad de multiculturalidad de Estados Unidos que es sorprendente.
Fue señalado también que actualmente los cubanos en Estados Unidos llegados después de los años 90, son más numerosos que los de la primera emigración, y tienen un contacto más fluido con sus parientes en Cuba e incluso comenzaron a invertir.
El periodista de la Vanguardia, que acompañó al Papa en su viaje a Cuba, tras elogiar aspectos ya conocidos, consideró que faltó una mención a los disidentes. Añadió que con justo motivo el Santo Padre hace una crítica feroz al sistema económico dominante, al sistema financiero, pero que falta animar a las clases medias, para que se afiance y cree negocios, “porque esto es fundamental para crear una democracia que funcione sin quedar a merced de los populismos” dijo. Concluyó señalando que la Secretaría de Estado ha tenido también una función muy positiva en la apertura de Cuba.
Por su parte, el embajador de Chile, Fernando Ayala, señaló que están sucediendo cosas impensables hace 30 años. Como que la República Popular China le esté pisando los talones a Estados Unidos; ver a los Rolling Stones en La Habana; que la dirección dada por los presidentes Lula, Chávez y Kirchner esté entrando en una fase de cambio, o el precio del petróleo que se ha desplomado.
Señaló que en América Latina existe un positivo proceso de integración de instancias, y un deseo de mayor intercambio regional, de mercancías y personas. “Tengo mucha confianza –concluyó– en lo que está sucediendo en América Latina, lo que es indispensable son los derechos humanos, profundizar la democracia y la libertad”.