Los frutos de la labor de los misioneros, la atención a la familia, a los jóvenes, la cercanía a los enfermos de Sida y la necesidad de colaborar con los líderes políticos para el bien. Estos son los temas abordados en el discurso que el Papa Francisco ha entregado a los obispos de la Conferencia Episcopal de Zambia, recibidos esta mañana al finalizar su visita ad Limina.
El Pontífice recuerda «el rico depósito de la fe que los misioneros llevaron a Zambia y que a pesar del encuentro, a veces doloroso, entre antiguos usos con ‘la nueva esperanza que Cristo el Señor trae a todas las culturas’, se ha traducido en una ‘abundante cosecha espiritual’, visible también en las numerosas clínicas, hospitales, escuelas y parroquias católicas de Zambia, y en la amplia diversidad de ministerios laicales, y de vocaciones al sacerdocio en una sociedad que se ha visto transformada por los valores cristianos».
A continuación, el Papa aborda algunos desafíos a los que se enfrentan hoy en Zambia, como por ejemplo, la familia. «Son numerosos, sobre todo los más pobres en su lucha por la supervivencia, los que caen víctimas de las promesas vacías de falsas enseñanzas que parecen ofrecer un rápido alivio en tiempos de desesperación», advierte Francisco. Por eso, pide a los prelados que junto con sus sacerdotes, formen mediante la catequesis, familias cristianas sólidas, que «conozcan, comprendan y amen las verdades de la fe con más profundidad», y así estarán «protegidas de esas corriente que intentan hacer que se desmoronen», sean firmes en la fidelidad y en su aspiración a dar un hogar estable a sus hijos.
También les anima a estar cerca de los jóvenes «que quieren definir y articular su identidad en una época de desorientación». De este modo, les pide que les ayuden a «encontrar su objetivo en el desafío y la alegría de la co-creación con Dios que es la vocación a la vida matrimonial» o «en la vocación al sacerdocio y la vida religiosa que fue dada a la Iglesia para la salvación de las almas». De una forma especial, el Papa pide nvitar a «aquellos cuya fe se ha vuelto tibia y se sienten perdidos, a regresar a la práctica completa de la fe».
Por otro lado, solicita que no se olviden de buscar a los miembros más débiles de la sociedad de Zambia, entre los cuales se encuentran los materialmente pobres y los afectados por el SIDA porque «la inmensa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe».
Otra petición del Santo Padre a los obispos de Zambia: «No os canséis de ser padres amables y firmes con vuestros sacerdotes ayudándolos a resistir al materialismo y a las reglas del mundo, reconociendo al mismo tiempo sus justas necesidades y promoved el tesoro de la vida religiosa en vuestras diócesis».
Además, el Obispo de Roma exhorta, «en este momento difícil después de la muerte del presidente Sata», a seguir trabajando con los líderes políticos por el bien común, profundizando en vuestro testimonio profético en defensa de los pobres con el fin de elevar la vida de los débiles.
Al concluir su discurso Francisco recuerda que «la misión evangelizadora de la Iglesia nunca termina: » Es imperiosa la necesidad de evangelizar las culturas para inculturar el Evangelio». Toda cultura -asegura- y todo grupo social necesitan purificación y maduración.
