El abrazo del santo padre a los niños del dispensario de Santa Marta

A tres dí­as de su cumpleaños, el papa Francisco ha soplado las velas de una tarta que le han regalado

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El santo padre Francisco ha visitado esta mañana el dispensario pediátrico de Santa Marta en el Vaticano. Tras la visita, se ha dirigido al aula Pablo VI para un encuentro con los niños, sus familias y los voluntarios, estaban presentes unas 800 personas. El dispensario fue construido hace más de 90 años. El 30 de diciembre de 2005, también fue también visitado por el papa Benedicto XVI, en el primer año de su pontificado.

La hermana Antonietta Collacchi, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, responsable del dispensario, ha sido la encargada de dirigir unas palabras de saludo al santo padre al llegar al aula Pablo VI. La religosa ha afirmado que «le acogemos con alegría y sencillez, con el corazón lleno de gratitud por esta visita entre nosotros: un verdadero regalo para todos, sobre todo para nuestros niños». La hermana ha hecho un repaso de la historia del dispensario y explicando su funcionamiento ha precisado que «esta sinfonía de amor es posible gracias al trabajo voluntario de los médicos – pediatras, ginecólogos, ecografistas, dermatólogos, dentistas – y de tantos trabajadores que ofrecen su tiempo, pasión y ternura». La Divina Providencia – ha asegurado – «hace que no falte su apoyo, multiplicando cada día, en nuestras manos, la caridad». Asimismo ha indicado que «nuestros días están marcados por la alegría del ser cristianos, por la luminosidad de una sonrisa y del calor de la gratitud y esto nos permite poder repetir – con la solidaridad de la experiencia – algunas de sus palabras: ‘el verdadero poder es el servicio’, para un cristiano ‘progresar’ es ‘abajarse’. La hermana ha señalado que en este tiempo de Adviento, «una vez más dirigimos la mirada hacia una familia en dificultad, abandona por los hombres a su destino, pero vemos sobre todo la confianza en la voluntad del Padre Celeste y cultivamos la conciencia de que en sus planes está impreso el toque de un artista que cumple su obra de arte». Para finalizar su intervención, la hermana ha pedido al santo padre que «bendiga esta nuestra familia poliédrica, que lleva los colores del mundo y a menudo los signos de las dificultades y de las contradicciones de la sociedad contemporánea». Del mismo modo, ha indicado que rezan por él «pidiendo al Señor que cuide sus pasos y le apoye en su ministerio».

A continuación, Elisabetta – madre de un niño atendido en el ambulatorio desde que tenía menos de un año – también ha dirigido unas palabras al papa. Ha comenzado diciéndole que su presencia «nos sorprende y nos regala siempre momentos de ternura y de alegría». Además, ha añadido,  «tu sonrisa es tan sorprendente que llega al corazón de todos, dándonos muchísima paz. Sabemos cuánto amor tienes hacia los niños, especialmente hacia los más necesitados». Elisabetta ha afirmado que «nuestros hijos reciben hoy el regalo más bonito de Navidad que podrían imaginar: tu sonrisa, tu caricia, tu abrazo».

Al ser de la misma lengua madre que el santo padre, la mujer ha pronunciado también estas palabras en español: «¡Muy buenos días papa Francisco! Muchísimas gracias por regalarnos esta mañana, por compartir con nosotros y nuestros amados hijos estos momentos, que para nosotros serán inolvidables! Muchas gracias santo padre y feliz Navidad!»

Tras los saludos, numerosos niños han ofrecido regalos al santo padre. Después han cantado deseando paz y felicidad a todos los presentes. Ya que el próximo día 17 el papa cumple 77 años, los niños han llevado al papa Francisco una tarta con velas y él las ha apagado .

El santo padre ha recibido dos regalos especiales, una cerámica de la Sagrada familia de parte de las familias presentes y un jersey blanco de parte de los niños.

Por su parte, el papa Francisco ha dado las gracias por la visita y «también por vuestro amor y por la alegría de los niños. Y ciertamente os doy las gracias por la tarta. Es preciosa. Después os diré si estaba buena. Muchas gracias».

El dispensario de Santa Marta tiene más de 90 años de historia de solidaridad concreta. Nació el 8 de mayo de 1922 bajo la bendición del papa Pío XI, tras finalizar la primera guerra mundial. Su gestión fue confiada a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y hasta hoy han asistido a miles de niños junto a sus familias. El dispensario ofrece asistencia médica, apoyo psicológico y garantiza cubrir las necesidad básicas con la distribución de leche, pañales, carricoches, alimentos, medicamentos, ropa, juguetes. Los niños son sometidos a controles periódicos y consultas especializadas también para sus madres.

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ZENIT Staff

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