CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 18 diciembre 2005 (ZENIT.org).- Al realizar su primera visita a una parroquia de Roma como pontífice, Benedicto XVI aseguró que la alegría es el auténtico regalo de la Navidad, y no los regalos que presenta la sociedad de consumo.
«El Papa ha vuelto para anunciaros una buena noticia», dijo este domingo por la mañana al saludar a los fieles de la parroquia de San María del Consuelo, situada en el sector oriental a las afueras de la diócesis de Roma.
El cardenal Joseph Ratzinger había sido cardenal titular de esta iglesia durante dieciséis años, de 1977 a 1993.
En una homilía improvisada, el Papa explicó que «la alegría es el verdadero don de Navidad, y no los caros regalos que cuestan tiempo y dinero».
«Y la alegría podemos comunicarla de manera sencilla –aclaró–: con una sonrisa, con un gesto, con una pequeña ayuda, con un acto de perdón».
«Dios está cerca de nosotros, tan cerca que se hace niño», recordó en medio de los aplausos de los fieles.
La encarnación «es una buena noticia para el mundo de hoy, donde Dios está ausente. Un mundo dominado por los miedos, la incertidumbre. Un mundo oscuro, en el que muchos tienen necesidad de anestesias para poder vivir».
Recordando a los párrocos y colaboradores de esta parroquia que el cardenal Ratzinger visitó frecuentemente, el Papa dejó espacio a las confidencias: «para mí es realmente un regreso a casa».
Con esta visita, Benedicto XVI continúa la costumbre de Juan Pablo II, que pocas semanas después de haber sido elegido Papa, en 1978, comenzó a visitar las parroquias de la diócesis de Roma para celebrar misa y mantener encuentros personales con los feligreses.
Durante sus casi 27 años de pontificado el Papa Karol Wojtyla visitó más de trescientas parroquias romanas, hasta que en 2002, a raíz de su delicado estado de salud, se decidió que fueran los parroquianos quienes acudieran al Vaticano.
El cardenal Ricardo María Carles Gordó, arzobispo emérito de Barcelona, es actualmente el cardenal titular de esa iglesia.
