El embajador del país azteca recordó que es el séptimo viaje de un Papa a México, seis de Juan Pablo II y uno de Benedicto XVI; aunque este de Francisco ha sido muy esperado, en particular porque se trata de un Pontífice latinoamericano. Añadió que cuando Francisco inició su pontificado, fue la primera vez que un presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, participó en la ceremonia, a la cual le invitó. Aunque recordó, que el primer problema que se planteaba para una visita del Santo Padre era que Benedicto XVI había estado hacía poco, en marzo del 2012.
Aseguró que “el mensaje que lleva el Papa es esperanzador y de reconciliación”, en un “viaje durante el cual encontrará a las autoridades, pero que principalmente será pastoral”.
Recordó que en la misa del 12 de diciembre de 2014 en la basílica de San Pedro, en honor a Nuestra Señora de Guadalupe, Francisco dijo que iría a México y señaló la coincidencia de que esto se concreta ahora durante el Jubileo de Misericordia. “Además es un viaje para encontrar a un continente”, desde el cual no todos pueden venir a Roma a verlo.
El embajador señaló también que “es un viaje exclusivo a nuestro país, y el primero en el que un Pontífice será recibido en el Palacio Nacional”. Así, recorriendo las relaciones entre la Iglesia y el Estado ilustró que “en los siglos XIX y XX no fueron lineares, y tuvieron altibajos y momentos oscuros. Por no hablar del impasse de 25 años con la cristiada y de momentos radicales y jacobinos».
El diplomático subrayó que en México es evidente la existencia de una cultura católica y profundamente popular, lo que tiene mucha importancia en este viaje, así como la posición geográfica y geopolítica de su país. En este sentido tiene mucho peso la emigración de tantos ciudadanos mexicanos hacia Estados Unidos, debido a la diferencia de retribuciones salariales, si bien indicó que durante la presidencia de Obama más de 2 millones de inmigrantes de su país han sido repatriados. A esto se suma un flujo constante “de los hermanos de Honduras, Nicaragua y El Salvador”.
El embajador añadió que en cada uno de los encuentros, el mensaje del Santo Padre permitirá hacer público los problemas, aunque señaló que en México las dificultades ya son de conocimiento público, como la violencia en el país, y aunque “todos los índices estadísticos van a la baja” aseguró que “la percepción es que la violencia sigue aumentando”. Entre los datos positivos señaló también que los actuales índices de desocupación son los más bajos de los últimos años, al punto que se ha logrado reabsorber a quienes han sido repatriados de EEUU.
El diplomático mexicano también confió que cuando él invitó al Papa a ir a México, al inicio del pontificado, Francisco le dijo: “Antes tengo que ir a África y a Asia”, siguiendo con los compromisos del pontificado de Benedicto XVI.
Durante el desayuno de trabajo se señaló que el Papa eligió personalmente el itinerario que quería realizar, aunque las autoridades hubieran preferido otro itinerario. El embajador Palacios Alcocer consideró que más que prohibiciones hubo superposición de peticiones, porque incluso fue invitado por el Congreso, donde el Santo Padre no va a ir.