El Papa a Comunión y Liberación: Con el cristianismo, la esperanza se hace certeza

Abierta la XXXII edición del “Meeting” por la amistad entre los pueblos

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RÍMINI, domingo 21 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- “La esperanza que no defrauda es la fe en Jesucristo”. El Papa Benedicto XVI comentó así el tema del XXXII Meeting de RíminiY la existencia se hace una inmensa certeza-, en el saludo enviado al obispo de Rímini, monseñor Francesco Lambiasi.

El Meeting por la amistad entre los pueblos se inauguró este domingo con una celebración eucarística en la que participaron más de 11.000 personas.

Los números, también este año, son impresionantes: hay 115 encuentros, 26 espectáculos, 10 muestras, 11 manifestaciones deportivas y 332 relatores que intervendrán en el encuentro, así como 160.000 metros cuadrados de espacios cubiertos en la Feria y 3.270 voluntarios.

Los participantes son jóvenes procedentes de Italia, Egipto, Rusia, Gran Bretaña, Brasil, Camerún, Canadá, Chile, Costa Rica, Francia, Kosovo, Lituania, México, Nigeria, España, Estados Unidos, Suiza y Ucrania.

800 personas, la mayoría universitarios, trabajaron gratuitamente durante el pre-Meeting (del 11 al 20 de agosto) para dejar lista la Feria.

El mensaje del Papa, transmitido por el secretario de Estado de Su Santidad, el cardenal Tarcisio Bertone, explica el dato antropológico según el cual el origen del hombre es querido por alguien a quien él naturalmente tiende.

Luigi Giussani, fundador del movimiento Comunión y Liberación, que promueve anualmente el Meeting de Rímini, indicó que ese alguien ama al hombre como los padres aman a los hijos y lo que hace fuertes a los niños es la certeza del amor de los padres.

“Ya en la historia del pueblo de Israel –escribió el Pontífice- sobre todo en la experiencia del éxodo descrita en el Antiguo Testamento, emerge cómo la fuerza de la esperanza deriva de la presencia de Dios que guía a su pueblo”.

“El hombre no puede vivir sin la certeza de su propio destino”, destacó Benedicto XVI, y es “con el advenimiento de Cristo” como “la promesa que alimentaba la esperanza del pueblo de Israel llega a su cumplimiento”.

“En Cristo Jesús –señaló el Papa- el destino del hombre ha sido extraído definitivamente de la nebulosidad que lo rodeaba” y “a través del Hijo en el poder del Espíritu Santo, el Padre nos ha desvelado definitivamente el futuro positivo que nos espera”.

Según el Pontífice, “Cristo resucitado, presente en su Iglesia, en los sacramentos con su Espíritu, es el fundamento último y definitivo de la existencia, la certeza de nuestra esperanza”.

“Sólo la certeza de la fe permite al hombre vivir intensamente el presente y al mismo tiempo trascenderlo, descubriendo en él los reflejos de lo eterno con el que el tiempo se ordena”.

“Los dramas del siglo pasado –precisó Benedicto XVI- han demostrado ampliamente que cuando disminuye la esperanza cristiana, es decir, cuando disminuye la certeza de la fe y el deseo de las “cosas últimas”, el hombre de pierde y se hace víctima del poder”.

“Una fe sin esperanza ha provocado el surgimiento de una esperanza sin la fe”, resumió.

El mensaje del Papa concluye con una cita de André-Jean Festugière, según el cual “la inmortalidad cristiana se caracteriza precisamente por ser la expresión de una amistad”.

¿Qué es el paraíso más que “el cumplimiento definitivo de la amistad con Cristo y entre nosotros”, planteó este filósofo francés.

Para el padre Festugière, “la existencia por tanto no es un proceder ciego, sino que es un ir al encuentro de quien nos ama; sabemos por tanto dónde estamos andado, hacia quién nos dirigimos y esto orienta toda la existencia”.

[Por Antonio Gaspari]

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ZENIT Staff

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