El papa Francisco: los atletas no pueden ser considerados mercancí­a

El santo padre recibe a los delegados de los Comités Olí­mpicos Europeos

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«La unión entre la Iglesia y el deporte es una bonita realidad que se consolida en el tiempo, porque la comunidad eclesial ve en el deporte un instrumento válido para el crecimiento integral de la persona humana». Lo ha afirmado el santo padre en la audiencia de esta mañana con los delegados de los Comités Olímpicos Europeos, que se encuentran en Roma con ocasión de la 42ª Asamblea General.

Francisco ha explicado que la práctica del deporte estimula una sana superación de uno mismo y de los propios egoísmo, entrena el espíritu de sacrificio y favorece la lealtad en las relaciones interpersonales, la amistad, el respeto de las reglas.

Asimismo, el santo padre ha señalado que es importante que los que se ocupan del deporte «promuevan esos valores humanos y religiosos que están en la base de una sociedad más justa y solidaria». Y esto es posible porque el lenguaje deportivo es universal, supera las fronteras, las lenguas, las razas, las religiones e ideologías y posee la capacidad de unir a las personas, «favoreciendo el diálogo y la acogida», ha subrayado.

Por otro lado, el pontífice que ha querido animar a las instituciones y a las organizaciones a que «propongan, especialmente a las jóvenes generaciones, itinerarios deportivos de formación a la paz, al compartir y a la convivencia entre los pueblos». Es típico de la actividad deportiva unir y no dividir, ha señalado Francisco.

También ha indicado el santo padre que «los cinco anillos entrelazados, símbolo y bandera de los Juegos Olímpicos representan el espíritu de fraternidad que debe caracterizar la manifestación olímpica y las competiciones deportivas en general».

A continuación ha advertido sobre el peligro de considerar el deporte únicamente por parámetros económicos o de alcanzar la victoria a cualquier coste «se corre el riesgo de reducir a los atletas a mera mercancía de la cual aprovecharse», ha explicado. Al respecto ha añadido que «el deporte es armonía, pero si prevalece la búsqueda desmedida del dinero y del éxito esta armonía se rompe».

A los dirigentes olímpicos les ha recordado que están llamados a «favorecer la función educativa del deporte. Todos somos conscientes de la gran necesidad de formar atletas motivados por la rectitud, el rigor moral y el vivo sentido de la responsabilidad».

(RED/RL)

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ZENIT Staff

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