El Papa: "Los niños tienen derecho a crecer con un padre y una madre"

El Santo Padre inaugura el Congreso Internacional sobre la complementariedad entre hombre y mujer y anuncia su presencia en Filadelfia para el Encuentro de las Familias en 2015

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«Los niños tienen derecho a crecer en una familia, con un padre y una madre, capaces de crear un ambiente adecuado a su desarrollo y a su maduración afectiva». Lo ha afirmado el santo padre Francisco en la inauguración del Congreso Internacional sobre la complementariedad entre hombre y mujer, que se celebra en el Vaticano y es promovido por la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Francisco ha advertido que no podemos caer en la trampa de calificar a la familia con conceptos de naturaleza ideológica que solamente tienen fuerza en un momento de la historia y después caen. «La familia es una hecho antropológico, la familia es familia».

Al hacer referencia al título del Congreso, el Papa ha reflexionado sobre la complementariedad, señalando que es «una palabra preciosa, con múltiples valencias». Asimismo, ha precisado que se puede hacer referencia a diversas situaciones en las que un elemento completa al otro y suplementa una carencia. «La complementariedad es mucho más que esto», ha asegurado. A propósito, ha recordado que los cristianos encontramos el significado de este término en la primera carta de san Pablo a los Corintios, donde el apóstol dice que el Espíritu ha dado a cada uno dones diferentes para que, como los miembros del cuerpo humano se complementan para el bien de todo el organismo, los dones de cada uno puedan contribuir al bien de todos.

De este modo, el Santo Padre ha indicado que reflexionar sobre la complementariedad no es otra cosa que meditar sobre las armonías dinámicas que están al centro de toda la Creación.

Y así, ha proseguido afirmando que la complementariedad entre hombre y mujer «está en la base del matrimonio y de la familias, que es la primera escuela donde se aprende a apreciar nuestros dones y los de los otros y donde comenzamos a aprender el arte de vivir juntos». Para la mayor parte de nosotros -ha indicado el Papa- la familia constituye el lugar principal en el que comenzamos a respirar valores e ideales, como también a realizar nuestras potencias de virtudes y caridades. «Al mismo tiempo, como sabemos, las familias son lugar de tensiones, entre egoísmo y altruismo, entre razón y pasión, entre deseos inmediatos y objetivos a largo plazo… Pero las familias también proporcionan el ámbito en el que resolver tales tensiones: y esto es importante».

A propósito, el Papa ha advertido que «cuando hablamos de complementariedad entre hombre y mujer en este contexto, no debemos confundir este término con la idea simple de que todos los roles y las relaciones de ambos sexos están encerradas en un modelo único y estático». Así, ha recordado que «la complementariedad asume muchas formas, ya que cada hombre y cada mujer aporta la propia contribución personal al matrimonio y a la educación de los hijos. La propia riqueza personal, el propio carisma personal, y la complementariedad se hace así de una gran riqueza. Y no sólo es un bien, sino también es belleza».

El Pontífice ha reconocido que «en nuestro tiempo el matrimonio y la familia están en crisis. Vivimos una cultura de lo provisional, en la que cada vez más personas renuncian al matrimonio como compromiso público».

Y esta revolución en las costumbres y en la moral ha ondeado a menudo la bandera de la libertad -entre comillas- pero en realidad ha llevado a una devastación espiritual y material a muchas personas, especialmente a los más vulnerables, ha indicado el Papa. A propósito, ha reconocido que cada vez es más evidente que el declino de la cultura del matrimonio está asociado a un aumento de pobreza y a una serie de numerosos otros problemas sociales que golpean de forma desproporcionada a las mujeres, los niños y los ancianos. Por esta razón, Francisco ha indicado que esta crisis de la familia ha dado origen a una crisis de ecología humana, ya que los ambientes sociales, como los ambientes naturales, deben ser protegidos. Al respecto ha señalado que «somos lentos» en nuestra cultura, también en la católica, para reconocer que nuestros ambientes sociales corren un riesgo.

Retomando el argumento de la familia, el Papa ha señalado que ésta es «el fundamento de la convivencia y la garantía contra la escisión social». Y ha añadido: «los niños tienen derecho de crecer en una familia, con un padre y una madre, capaces de crear un ambiente adecuado a su desarrollo y a su maduración afectiva».

El Santo Padre ha exhortado a los presentes a enfatizar que «el compromiso definitivo en lo relacionado con la solidaridad, la fidelidad y el amor fecundo responde a los deseos más profundos del corazón humano». De este modo ha invitado a pensar en los jóvenes que representan el futuro: «es importante que no se dejen involucrar por la mentalidad dañina de lo provisional y sean revolucionarios para la valentía de crear un amor fuerte y duradero, es decir, de ir contra corriente».

Asimismo ha advertido sobre la trampa de ser calificados con conceptos ideológicos. La familia es un hecho antropológico y «no podemos calificarla con conceptos de naturaleza ideológica que solamente tienen fuerza en un momento de la historia, y después caen». Por eso, Francisco ha afirmado que «no se puede hablar hoy de familia conservadora o familia progresista: la familia es familia».

Para concluir su discurso, el Santo Padre ha deseado que este Congreso sea fuente de inspiración para todos aquellos que buscan apoyar y reforzar la unión del hombre y de la mujer en el matrimonio como un bien único, natural, fundamental y bello para las personas, las familias, las comunidades y las sociedades.

Y así, Francisco ha aprovechado la ocasión para anunciar que en septiembre de 2015 estará en Filadelfia para el Encuentro Mundial de las Familias.

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Staff Reporter

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