El busto de bronce que contiene como reliquia el cráneo de San Marón estuvo en el evento que este lunes 9 la comunidad maronita realizó en Roma, el cual inició con una misa presidida por el patriarca Bechara Boutros Rai, y que contó con la presencia del cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, y diversos embajadores ante la Santa Sede.
El patriarca católico libanés, interrogado por ZENIT indicó: “Hoy hemos recordado a toda esta cantidad de mártires y testigos del evangelio de Cristo, cuando en Oriente Medio la situación actual es muy crítica”.
“Somos cada vez más –prosiguió el patriarca– conscientes del valor, la importancia y la necesidad de la presencia cristiana en Medio Oriente, porque este mundo musulmán necesita escuchar otro lenguaje: el evangelio de paz, de hermandad, de la dignidad de la persona humana y de la sacralidad de la vida. Hoy más que nunca”.
Y concluyó: “Hemos pedido a San Marón que nos mantenga firmes en Medio Oriente, para llevar este evangelio de amor”.
Preguntado sobre la autenticidad de las declaraciones de líderes musulmantes que se registraron contra la violencia del Califato islámico, indicó: “Los musulmanes moderados pagan un alto el precio y quieren la paz, mientras que los fundamentalistas no la quieren, entretanto sabemos que la mayoría de los musulmanes quiere la paz”.
La misa fue celebrada en rito Siro-antiocheno maronita, y acompañada por un coro que entonó las melodías orientales pertinentes. En su homilía el patriarca Bechara Boutros Rai le recordó a los fieles presentes que “cuando san Marón murió en el 410, ya se había constituido un numeroso grupos de seguidores de su ejemplo y vida cristiana”, siguiendo la enseñanza de Jesús al joven rico. Este grupo, añadió, reiteró su unidad en el Concilio de Calcedonia defendiendo la doctrina del papa Gregorio Magno: ‘Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre’.
Esta doctrina, “fue abrazada por los primeros cristianos que le seguían en la orilla del Orontes, en Siria, y que en el siglo IV hospedaba a unos 500 monjes. “Ellos pagaron en el 517 un precio alto por ser fieles a esta doctrina con el martirio de 350 de ellos”, lo que “fue otra semilla de grano en tierra de Antioquía”, dijo.
Y al concluir su homilía, el cardenal maronita pidió oraciones “para que se realice la elección del futuro presidente de la república del Líbano después de un vacío presidencial de nueve meses y por la estabilidad del país que representa la rocafuerte de los cristianos en Oriente Medio; y por la paz justa duradera en Siria, Irak, palestina y Tierra santa y por las intenciones del Papa Francisco que no deja de pedir que recemos por él”.
Después de la misa celebrada en la iglesia del Pontificio Colegio Maronita en la ciudad, el cardenal Sandri recordó que “uno de los dones peculiares la Iglesia Maronita ha custodiado con celo, es la comunión afectiva y efectiva con la sede del Sucesor del apóstol Pedro”. Y precisó que el Papa, “no es el señor supremo sino más bien el supremo servidor, quien garantiza la obediencia y la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al evangelio, a Cristo y a la tradición de la Iglesia, poniendo de lado todo arbitrio personal”.
La reliquia de San Marón ha sido traída a Roma desde la catedral de la ciudad italiana de Foligno, por su obispo Gualtiero Sigismondi, con motivo de la solemnidad del santo. Es la primera vez desde hace casi mil años, el 1096, cuando la reliquia dejó el Líbano, que vuelve a un templo maronita.