(zenit – 7 mayo 2020).- ). “En estos días de prueba, causada por el coronavirus, que parecen interminables”, los obispos de El Salvador manifiestan al pueblo “nuestra cercanía y solidaridad”, invitando “a fortalecer su fe y esperanza en Cristo Resucitado”.
En un mensaje difundido el pasado 3 de mayo, los miembros de la Conferencia Episcopal de El Salvador llaman la atención sobre algunas de las realidades fundamentales de la fe y de la convivencia social, política, económica del mundo en esta época de COVID-19.
No es un castigo de Dios
En primer lugar, los prelados aclaran que el coronavirus “no es un castigo de Dios sino una dura prueba que debemos aceptar con actitud de fe y confianza firme en Jesucristo. Es una prueba que nos está purificando, como se purifica el oro en el crisol”.
“¡Cuántos hogares se han convertido en pequeños templos donde se habla con Dios! Muchas familias han tomado conciencia de ser Iglesia Doméstica. Les exhortamos a seguir adelante e incrementar la fe, en esas circunstancias difíciles, como en los primeros tiempos de la Iglesia”.
El mensaje expresa también “admiración y gratitud” al personal médico y paramédico, así como la Policía Nacional Civil y a la Fuerza Armada del país, que sirven “al pueblo con generosidad”.
“La paz esté con ustedes”
Los prelados invitan a ser partícipes de la paz de Jesús repitiendo las palabras del Señor: “La paz esté con ustedes”. Al mismo tiempo, reconocen que “no es fácil sentir esa paz en una situación como la causada por el coronavirus. La brutalidad de esta pandemia nos aplasta. Y el temor a quedar contagiados o de que el virus ataque a nuestros seres queridos, nos trae mucha angustia y sufrimiento”.
Por otro lado resaltan cómo el mundo está cambiando radicalmente debido a esta situación y que “hay que repensar el futuro”.
En este sentido, remiten a la petición del Papa Francisco en la Misa de Santa Marta del pasado 13 de abril: “Oremos por los gobernantes, los científicos, los políticos, que han comenzado a estudiar el camino de salida, la post-pandemia, este ‘después’ que ya ha comenzado: para que encuentren el camino correcto, siempre en favor de la gente, siempre en favor del pueblo”.
Encontrar el camino correcto
Del mismo modo, los pastores plantean “¿Qué significa encontrar el camino correcto?” y recurren a la respuesta del Santo Padre: “Espero que este momento de peligro nos saque del piloto automático, sacuda nuestras conciencias dormidas y permita una conversión humanista y ecológica que termine con la idolatría del dinero y ponga la dignidad y la vida en el centro”.
Después, el texto exhorta a algunos sectores de la sociedad a dar lo mejor de sí por el bien de los más pobres y vulnerables. Primero se aluden a los poderes del Estado a quienes llaman a proteger a todos los salvadoreños.
En segundo lugar, interpelan a los empresarios, “para que ayuden a sus trabajadores, que no por estar impedidos de trabajar a causa de la cuarentena, les despidan de sus trabajos o les suspendan su contrato laboral durante el tiempo de la pandemia.
Por último, muestran su agradecimiento a los sacerdotes por “estar pendientes de su rebaño” y a todos los agentes de pastoral, laicos, religiosos y religiosas por “el inestimable servicio que prestan”.
Los miembros del episcopado salvadoreño concluyen sus palabras insistiendo que, “si es grave la amenaza de esta pandemia, hay quizá un peligro mayor que nos esté acechando: el ‘virus de la indiferencia’ ante el dolor de los hermanos y hermanas más débiles. Al respecto, dice el Papa Francisco: “que nadie se quede atrás”.
De acuerdo a los últimos datos el Ministerio de Salud de El Salvador, los contagios por coronavirus ascienden a los 633 y se registra un total 15 fallecidos en el país.