CIUDAD DEL VATICANO, martes 6 diciembre 2005 (ZENIT.org).-El actual secretario general del Estado de la Ciudad del Vaticano explica en un libro-entrevista los entresijos de los viajes de Juan Pablo II y especialmente de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
El obispo Renato Boccardo «se confiesa» en el libro que acaba de salir en francés titulado «Juan Pablo II, los jóvenes y las JMJ. Entrevistas con monseñor Renato Boccardo» («Jean-Paul II, les jeunes et les JMJ. Entretiens avec Mgr Renato Boccardo», Parole et Silence, 17 euro, 2005).
Los autores son François Vayne, director de la revista «Lourdes-Magazine» y corresponsal de «La Croix» y de «Ouest-France» y Ariane Rollier, periodista y corresponsal de la revista «Famille Chrétienne» y de la agencia «I. Media».
Monseñor Boccardo, organizador hasta hace unas semanas de los viajes pontificios y antiguo responsable de la Sección de Jóvenes del Consejo Pontificio para los Laicos, aparece en la contraportada del libro alzado por decenas de jóvenes en la Jornada Mundial de París en 1997.
En una sección titulada «¿Quien es usted, monseñor Boccardo?», responde que ya de joven era un apasionada de los «scouts» y reconoce que de pequeño, cuando le preguntaban qué sería de mayor respondía, «seré sacerdote».
Monseñor Boccardo, que procede de la carrera diplomática de la Santa Sede (la Pontificia Academia Eclesiástica), explica sus misiones diplomáticas en Bolivia, Camerún o París. Cuando tenía 39 años fue designado jefe de la sección de jóvenes del Consejo Pontificio para los Laicos.
Al explicar el éxito de las Jornadas Mundiales de la Juventud, el prelado afirma que «está claro que el carisma de Juan Pablo II influyó mucho», «pero su éxito no está sólo ligado a su persona». «Juan Pablo II sabía no concentrar sobre él la atención, la relanzaba inmediatamente sobre Jesús».
La imagen que ha tocado más a monseñor Boccardo durante sus veinte años de Jornadas Mundiales de la Juventud es la de una chica del Sudán que se echó a los brazos de Juan Pablo II durante las Jornadas en Czestochowa, en 1991, así como el momento en el que el Santo Padre cruzó la gran puerta de Tor Vergara en el año 2000, de la mano de cinco jóvenes.
El libro está prologado por monseñor Benoît Rivière, obispo auxiliar de Marsella y presidente del Consejo Episcopal Francés para la Pastoral de los Niños y los Jóvenes.
