(ZENIT – Roma).- En esta época en la cual el laicado católico está en el primer plano hay que promover el matrimonio cristiano. Y la vida tiene que se protegida en todos los niveles y edades. Lo afirma Mons. Kevin Farrell, obispo de Dallas, apenas nombrado por el papa Francisco prefecto del nuevo dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
El obispo explica sus expectativas y su experiencia en Estados Unidos, y como considera oportuno promover el matrimonio, la familia y la vida. También habla de su experiencia sobre los frutos de los dos últimos sínodos sobre la familia que se realizaron en el Vaticano.
Excelencia, ¿Por qué fue necesario unir laicos y familia en un mismo dicasterio?
— Mons. Farrell: Creo que se quiera coordinar este dicasterio con el espíritu de la Iglesia sobre estos tres diversos aspectos, los cuales tienen que ver con el mismo tema: la vida cotidiana del pueblo de Dios, sean laicos, solteros o casados.
Es igualmente importante que en esta fase histórica nos concentremos fuertemente sobre el matrimonio y la familia. Y por ello creo que el Papa ha convocado dos sínodos sobre estos temas y ha subrayado ‘la alegría del amor’ en su exhortación apostólica Amoris Laetitia.
Este documento es necesario difundirlo no solamente entre los laicos, sino de manera específica en las familias, o sea el lugar en donde generalmente los laicos encuentran su dimensión ideal. Rezo a Dios para que logremos hacer esto y nos empeñaremos en ello.
¿Qué herencia dejan estos dos últimos sínodos?
— Mons. Farrell: Considero que este documento orientará la labor del nuevo dicasterio durante muchos años. Pienso que continuará con el trabajo realizado por los dos pontificios consejos (Laycos y familia ndr.), pero con una nueva visión y una renovada energía.
Mi objetivo será el de entender exactamente lo que cada una de estas diversas secciones hace y con la ayuda de los laicos de todo el mundo evaluar qué puede ser desarrollado mejor y con más eficacia en esta época, pensando a los medios de comunicación social.
De otro lado el papa Francisco sugirió que ha llegado el momento de los laicos…
— Mons. Farrell: Sí, es justamente así. Al mismo tiempo el Santo Padre ha observado que este aspecto aún no es suficientemente relevante en la Iglesia.
¿Cree que con la creación de este dicasterio quien desea una mayor presencia de los laicos estará satisfecho?
— Mons. Farrell: Sobre todo creo sea este el tiempo de los laicos. El papa Francisco quiere promover a los laicos en todos los niveles de la administración de la Iglesia. Todos los órganos consultivos, en el interior de la Iglesia o de la Curia necesitan tener a laicos en roles especializados. Si se leen los estatutos del nuevo dicasterio, por la primera vez se ve que los subsecretarios de cada departamento deberán ser laicos; y los laicos tienen que estar presentes incluso en los órganos consultivos o en los que se ocupan de promove organizaciones internacionales, movimientos, estudios, etc.
Esto nosotros ya lo habíamos hecho en nuestra diócesis de Dallas. Cuando llegué allí recogí todos los datos de los laicos que podían efectivamente realizar alguna labor. Mi deseo ha sido siempre el de promover al laicado para ayudarlo a obtene un espacio adecuado en la Iglesia.
¿Piensa por lo tanto empujar en este sentido?
— Mons. Farrell: Espero emplear mi tiempo para analizar y entender qué es necesario hacer exactamente. Y consultaré a los laicos para implementar todas las actividades que se puedan. Aquí en Estados Unidos las tareas están bien organizadas, pero aún no puedo hablar de la situación en Italia y en los otros países, pero sí que es mi deseo promove el matrimonio y la vida humana a todos los niveles y edades.
¿Se abre ahora un nuevo capítulo de su vida?
— Mons. Farrell: Como se podrá imaginar fue una gran sorpresa para mi el nombramiento, al punto que necesitaré algún tiempo para adaptarme a esta novedad… Estoy seguro que los fieles de Dallas, o al menos muchos de ellos, estarán tristes de perder a su obispo, como sucede en todas las diócesis.
No veo la hora de estar en Roma, amo esta ciudad, he vivido allí casi nueve años y allí está mi hermano Brian, secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. También esto será una novedad, porque como sacerdotes nunca nos sucedió tener que trabajar en la misma ciudad o país. Así están las cosas …