Final de la Misión Joven de Madrid: gran peregrinación al Corazón de Jesús

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MADRID, miércoles, 9 abril 2008 (ZENIT.org).- Convocada por los obispos de la Provincia Eclesiástica de Madrid (España), una gran peregrinación interdiocesana cerrará los tres años de Misión Joven en torno al Corazón de Cristo, en el Santuario del Cerro de los Ángeles, en Getafe.

La fecha elegida es, precisamente, el 30 de mayo, fiesta del Sagrado Corazón, expresión de la «perfecta humanidad» de Cristo, «fuente inagotable de amor de Dios».

Así lo recalcan los pastores de la Iglesia que peregrina en Madrid en una carta a todos los jóvenes, subrayando cuanto afirma el Papa –en el Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones (13 octubre 2006): «El amor que Dios tiene por cada persona constituye, de hecho, el corazón de la experiencia y del anuncio del Evangelio, y cuantos lo acogen se convierten a su vez en testigos».

«Testigos del amor de Dios»: es la experiencia que han vivido numerosísimos jóvenes de Madrid que han participado en las actividades de evangelización de sus coetáneos en los ámbitos más diversos donde se encuentran.

«Habéis experimentado que la Palabra de Dios es poderosa, capaz de penetrar en el corazón de los jóvenes» –escriben los prelados–, «que su amor vence todo obstáculo», que la mayor desgracia es desconocer a Cristo porque «les ama, ha dado la vida por ellos y quiere ser su amigo».

«Estamos seguros que todos los que habéis participado en la misión podéis contar experiencias de cómo Cristo busca a los jóvenes, los encuentra y los llena de profunda alegría. Seguid trabajando con esta convicción y crecerá vuestra alegría», exhortan.

El largo itinerario de la Misión Joven de Madrid tuvo una fase preparatoria, otra de anuncio entre los jóvenes y un último tramo de evangelización entre matrimonios y familias jóvenes.

En el recuerdo de todos está el gozoso encuentro, del pasado verano, con Benedicto XVI en Castelgandolfo (cerca de Roma): pudieron acudir unos cinco mil jóvenes involucrados en la Misión Joven. Acompañados de sus obispos, los jóvenes brindaron al Papa cantos, testimonios, afecto y la expresión de fidelidad.

Fue el punto central de la Misión Joven, a cuyos participantes dio el Papa una consigna: «No dejéis de cultivar vosotros mismos el encuentro personal con Cristo, de tenerlo siempre en el centro de vuestro corazón, pues así toda vuestra vida se convertirá en misión: dejaréis transparentar al Cristo que vive en vosotros».

Es la clave que reiteran en su carta pastoral a todos los jóvenes los siete obispos de Madrid, sintetizando qué es misionar: «Transformarnos en Cristo para irradiar su propia vida en nuestra pequeña y humilde existencia».

«La misión es el fruto maduro de nuestro vivir y permanecer en Cristo hasta la muerte», escriben. Y ejemplo de otros testigos del amor de Dios lo palparán los peregrinos en el Cerro de los Ángeles, donde están enterrados cinco jóvenes que dieron su vida por Jesús en el martirio que padecieron el 23 de julio de 1936.

«Su recuerdo inolvidable, como el de tantos otros jóvenes que han dado la vida por Cristo, nos ayudará a ser fieles al Señor ofreciendo nuestras vidas a su servicio», proponen los prelados.

El acto de consagración al Corazón de Jesús clausurará el gran trienio misionero. La diócesis de Getafe acogerá a los jóvenes de las diócesis hermanas de Alcalá y Madrid. Se celebrará solemnemente la Eucaristía y se dará gracias a Dios por los frutos apostólicos de la misión.

Los jóvenes de la Misión, sus amigos y compañeros, familias jóvenes y cuantos quieran asistir están invitados al gran encuentro «para contarle al Señor» –«como hicieron sus discípulos después de haber sido enviados a misionar»– lo que se ha realizado.

Por eso «Volvieron llenos de alegría» (Lc 10,17) es el título de esta pastoral, que firman -con fecha del pasado Domingo de Ramos– los pastores de la Provincia Eclesiástica: el cardenal Antonio María Rouco Varela -arzobispo de Madrid- y sus auxiliares monseñor Fidel Herráez, monseñor César Franco y monseñor Juan Antonio Martínez Camino; el obispo de Alcalá de Henares, monseñor Jesús E. Catalá Ibáñez; el obispo de Getafe, monseñor Joaquín María López de Andujar y Cánovas del Castillo y su auxiliar, monseñor Rafael Zornoza Boy.

«Al terminar nuestra misión -señalan a los jóvenes– estamos alegres porque, con nuestras diversas acciones, hemos servido a Cristo en su acción salvadora».

«Le hemos prestado nuestras manos y nuestros pies, nuestras palabras y acciones, nuestra persona entera para ser sus testigos –subrayan– llevando la buena nueva del evangelio, que es, sobre todo, el evangelio del perdón y de la misericordia».

Por Marta Lago

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ZENIT Staff

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