Francisco a la Iglesia holandesa: Estén presentes en el debate público

El santo padre encuentra a los obispos en visita ad límina. Aportar la propia contribución en los debates sobre familia, matrimonio y final de la vida

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El santo padre ha recibido hoy a los obispos holandeses, que se encuentran en Roma en Visita Ad Limina. «¡No es fácil conservar la esperanza en las dificultades que deben afrontar!», ha exclamado Francisco al inicio de su discurso.

Hablando sobre la situación concreta de Holanda, el santo padre ha observado que «en esta sociedad, fuertemente marcada por la secularización, les animo también a estar presentes en el debate público, en todos los ambientes en los cuales está en causa el hombre, para hacer visible la misericordia de Dios, en su ternura por cada criatura». Y ha recordado que «la Iglesia no se expande por proselitismo, sino por atracción». De aquí -ha continuado el santo padre- la importancia de «animar a vuestros fieles a aprovechar las ocasiones de diálogo, haciéndose presentes en los lugares en los que se decide el futuro; podrán así llevar su contribución en los debates sobre las grandes cuestiones sociales relacionadas por ejemplo con la familia, el matrimonio, el final de la vida».

Al respecto, cabe destacar que hace tan solo unos días, en el país vecino de Bélgica, se aprobó la extensión de la ley de eutanasia a los menores de edad, aunque ahora la propuesta deberá ser ratificada en el pleno. (http://www.zenit.org/es/articles/belgica-primer-si-a-la-eutanasia-para-menores-de-edad)

Por otro lado, el papa ha recordado que hoy más que nunca «se siente la necesidad de avanzar sobre el camino del ecumenismo invitando a un verdadero diálogo que busque los elementos de verdad y de bondad  y ofrezca respuestas inspiradas en el Evangelio». El Espíritu – ha afirmado – nos empuja a salir de nosotros mismos para ir hacia los otros.

Volviendo a la situación de Holanda, Francisco ha señalado que «en un país rico en tantos aspectos, la pobreza toca a un número creciente de personas». Por ello, les ha exhortado a «valorar la generosidad de los fieles para llevar la luz y la compasión de Cristo en los lugares donde la esperan y en particular a las personas más marginadas». Además ha recordado el trabajo de la escuela católica, que da a los jóvenes una educación sólida, continuará favoreciendo su formación humana y espiritual, en un espíritu de diálogo y de fraternidad con los que no comparten su fe.

Asimismo, el santo padre ha llamado la atención sobre la urgencia de suscitar una pastoral vocacional fuerte y atractiva así como la búsqueda común de cómo acompañar la madurez humana y espiritual de los seminaristas. Del mismo modo, ha destacado la importancia de que los prelados estén cerca de su presbiterio, disponibles para cada uno de sus sacerdotes para sostenerles y guiarles cuando lo necesiten. También les ha dicho que no pueden olvidarse de ir al encuentro de aquellos que no se acercan.  

De una modo particular, Francisco ha expresado su compasión y asegurado su oración por cada una de las víctimas de los abusos sexuales y sus familias. Así, el papa les ha pedido que «continuen ayudándolas en su doloroso camino de curación emprendido con valor».

Asimismo, ha señalado que el ejercicio colegial de su ministerio episcopal, en comunión con el obispo de Roma, «es una necesidad para hacer crecer la esperanza en un verdadero diálogo y una colaboración efectiva». Por ello, ha señalado, «les hará bien mirar con confianza a los signos de vitalidad que se manifiestan en la comunidades cristinas de vuestras diócesis. Son signos de la presencia activa del Señor en medio de los hombres y las mujeres de vuestro país que esperan encontrar a auténticos testigos de la esperanza que nos hace vivir, la que viene de Cristo».

El santo padre ha subrayado que la Iglesia con paciencia materna «continúa sus esfuerzos para responder a las inquietudes de tantos hombre y mujeres que experimentan la angustia y el desaliento frente al futuro».

Por otro lado, ha indicado que «la antropología cristiana y la doctrina social de la Iglesia forman parte del patrimonio de experiencia y de humanidad sobre el que se funda la civilización europea» y les invitó por ello a invitar al hombre a abrise a la dimensión de trascendencia sin la cual «una cultura se empobrece».

Para concluir, el pontífice ha dado las gracias por los signos de vitalidad con los que el Señor ha bendecido la Iglesia que está en los Países Bajos, en este contexto «que no es siempre fácil».

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ZENIT Staff

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