El papa Francisco ha recibido este sábado a unos siete mil peregrinos de la diócesis de Cassano all’Jonio, en Calabria, una región marcada por el crimen organizado y de la que es originaria la ‘Ndrangheta, considerada la mafia más poderosa de Italia.
Durante el discurso pronunciado en el Aula Pablo VI, el Santo Padre ha invitado a la conversión «a los que han elegido el camino del mal y están afiliados a organizaciones criminales». «¡Abrid vuestro corazón al Señor! El Señor os espera y la Iglesia os acoge si, así como vuestra elección de servir al mal fue pública, clara y pública será también vuestra voluntad de servir el bien», ha dicho.
El Pontífice ha explicado también a los presentes que «no se puede uno definir como cristiano y violar la dignidad de las personas». «Los que pertenecen a la comunidad cristiana –ha recordado– no pueden programar y realizar gestos de violencia contra los otros y contra el medioambiente».
En esta línea, el Obispo de Roma ha señalado que «los gestos externos de religiosidad que no van acompañados de verdadera y pública conversión no bastan para considerarse en comunión con Cristo y con su Iglesia». «Los gestos externos de religiosidad que no van acompañados de verdadera y pública conversión no bastan para acreditar como creyentes a aquellos que, con la maldad y la arrogancia típica de los criminales, hacen de la ilegalidad su estilo de vida», ha insistido.
Dirigiéndose a los fieles de la diócesis de Cassano, el Papa les ha exhortado «a no detenerse ante quienes, por mero interés personal, siembran egoísmo, violencia e injusticia». «¡Oponeos a la cultura de la muerte y sed testigos del Evangelio de la vida!», ha enfatizado.
Francisco ha valorado además la labor de la Comunidad del Emmanuel en esas tierras: «Jóvenes devastados por la droga han encontrado en vosotros y en vuestras instalaciones al ‘buen samaritano’, que ha sabido inclinarse ante sus heridas y ha sabido ungirlas con el bálsamo de la cercanía y el afecto».
El Santo Padre ha subrayado que, al acoger a los más débiles, «vosotros habéis abrazado a Jesús sufriente y habéis sembrado la esperanza». «La Iglesia os está agradecida por este servicio», ha asegurado.
Al término de su intervención,el Pontífice ha indicando que «¡nuestro tiempo tiene una gran necesidad de esperanza!». «A los que viven la experiencia del dolor y el sufrimiento, hay que ofrecerles signos concretos de esperanza», ha añadido.
Por último, el papa Francisco ha pedido a las comunidades cristianas que sean «protagonistas de la solidaridad». «La luz de la Palabra de Dios y el sostén del Espíritu Santo os ayuden a mirar con ojos nuevos y disponibles a las muchas nuevas formas de pobreza que arrojan a la desesperación a tantos jóvenes y familias», ha concluido.
