Pope Francis at his departure from the International Airport Viru Viru

ANSA

Francisco se despide de Bolivia y pone rumbo a Paraguay

Tras tres intensos días en La Paz y Santa Cruz de la Sierra, inicia la visita al tercer país de su gira por América Latina que finaliza este domingo

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El papa Francisco se ha despedido del pueblo Boliviano en el Aeropuerto Internacional de Viru Viru y ha tomado el avión con destino Asunción este viernes a las 13.20, en el avión Alitalia A330. Está prevista su llegada a la capital paraguaya a las 15.00. Durante el viaje, sobrevolará su nación, Argentina.

Su último encuentro en Bolivia fue con los obispos de la nación, 37 incluidos los eméritos, en la iglesia parroquial La Santa Cruz. Después del saludo del presidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia, monseñor Óscar Omar Aparicio Céspedes, arzobispo de Cochabamba, el Pontífice se reunió con ellos de forma privada. Desde allí se trasladó directamente al aeropuerto para la ceremonia de despedida. Después de saludar por última vez al presidente Evo Morales, se escucharon los himnos y se saludaron las delegaciones.

El Santo Padre llegó a Bolivia este miércoles, aterrizó en el aeropuerto de El Alto y estuvo en La Paz apenas cuatro horas. En su discurso en el aeropuerto, Francisco subrayó que “Bolivia está dando pasos importantes para incluir a amplios sectores en la vida económica, social y política del País; cuenta con una Constitución que reconoce los derechos de los individuos, de las minorías, del medio ambiente, y con unas instituciones sensibles a estas realidades”.  Y precisó que “todo esto requiere un espíritu de colaboración ciudadana, de diálogo y participación de los individuos y los actores sociales en las cuestiones que interesan a todos”. Desde allí se dirigió al Palacio de Gobierno para la visita de cortesía al presidente, y de camino se detuvo a orar en el lugar donde el padre Espinal, jesuita, fue asesinado. “Predicó el evangelio, y este evangelio molestó, por ello fue eliminado”, indicó el Papa. Tras el encuentro en el Palacio de Gobierno, donde tuvo lugar el intercambio de regalos y Francisco recibió de manos del presidente Morales la cruz hecha sobre un martillo y una hoz que ha despertado polémicas, el Santo Padre se dirigió a la catedral para el encuentro con las autoridades civiles.

En este encuentro, el Pontífice denunció que “si la política se deja dominar por la especulación financiera o la economía se rige únicamente por el paradigma tecnocrático y utilitarista de la máxima producción, no podrán ni siquiera comprender, y menos aún resolver, los grandes problemas que afectan a la humanidad”. Esta misma tarde el Papa voló a Santa Cruz de la Sierra.

El jueves, Francisco celebró la misa de apertura del V Congreso Eucarístico Nacional en la plaza del Cristo Redentor. Durante su homilía, el Santo Padre reflexionó sobre la memoria de los pueblos, que pasa de generación en generación, una memoria en camino. Y afirmó que Jesús se toma “muy en serio la vida de los suyos” y que “nunca se saltea la dignidad de nadie, por más apariencia de no tener nada para aportar o compartir”.

También se reunió, en un alegre encuentro, con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas, a quienes pidió no caer en la actitud de quienes hacen ‘zapping’ ante el dolor de su gente y no logran involucrarse en sus vidas. El último encuentro de la jornada fue uno de los más significativos, en el que pronunció un discurso “escrito completamente por él”, tal y como aseguró el padre Federico Lombardi, director de la la Oficina de Prensa de la Santa Sede. En el II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, el Pontífice pidió perdón  “no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”. Además se lamentó de un sistema que ya no se aguanta y pidió tierra, techo y trabajo para todos los hombres.

Finalmente, la mañana del viernes la dedicó a los presos de la cárcel de Palmasola, donde en una emotiva reunión escuchó la voz de los privados de libertad que claman el respeto de sus derechos y Francisco les animó a luchar para seguir adelante, a no tener miedo de ayudarse entre ellos y les pidió que no le hagan el juego al demonio.

 

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ZENIT Staff

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