(ZENIT – 5 febrero 2020).- “Ser pobres nos libera del orgullo, del exigirnos ser autosuficientes y nos da derecho a pedir ayuda, a pedir perdón, tan difícil pedir perdón. Nos abre el camino del reino de los cielos”, dijo el Papa Francisco.
Hoy, 5 de febrero de 2020, en la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI, el Santo Padre ha continuado con el ciclo de catequesis sobre las bienaventuranzas. En concreto, se ha referido a la primera de ellas: “Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”.
Pobreza de espíritu
San Mateo, indica Francisco, no se conforma con el sentido puramente económico o material de la palabra pobre, sino que dice “pobre en el espíritu’”, refiriéndose a ser “pobre en lo más íntimo y profundo, allí donde todos debemos reconocernos incompletos y vulnerables, por mucho que nos esforcemos”.
“Paradójicamente es ahí donde está nuestra felicidad, nuestra bienaventuranza, pues negar esta realidad nos lleva por caminos de oscuridad, a odiar y odiarnos a causa de nuestros límites, a tratar de ocultarlos, a buscar con desesperación ser alguien, ser más todavía”, aclaró el Pontífice.
Humildad y oración
Igualmente, señaló que el camino al reino de los cielos se encuentra en la humildad y en la oración porque “nos ponemos delante de Dios y le pedimos que venga en nuestro auxilio, que no tarde en socorrernos, que manifieste su potencia, en el perdón y la misericordia”.
Y es ahí donde Jesús ha manifestado la fuerza de Dios, “no en el poder humano, en tener o aparentar, sino en el testimonio de un amor que es capaz de dar la vida y la verdadera libertad”, concluyó el Obispo de Roma.