La expansión de las armas nucleares, amenaza para la paz; asegura el Papa

Telegrama para felicitar a Mohamed ElBaradei por el Premio Nobel

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 diciembre 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha calificado la proliferación de armas nucleares como una amenaza para la paz en un mensaje de felicitación al nuevo Premio Nobel de la Paz, Mohamed ElBaradei, director general de la Agencia Internacional para la Energía Atómica.

«Todavía hoy, sesenta años después de los devastadores ataques de Hiroshima y Nagasaki, queda claro que la paz del mundo sigue siendo amenazada por la expansión de las armas nucleares», afirma en un telegrama publicado este sábado por la Sala de Prensa de la Santa Sede.

En la misiva, el pontífice reconoce el servicio que ElBaradei «ha ofrecido a la comunidad internacional promoviendo la no proliferación nuclear y contribuyendo al proceso de desarme nuclear merece el más elevado reconocimiento».

El telegrama concluye garantizando las oraciones del Papa «para que Dios siga guiando los esfuerzos de todos los que trabajan por la paz, y en especial de aquellos que buscan prevenir cualquier uso ulterior de las armas de destrucción masiva».

El egipcio Mohamed El Baradei, nacido en 1942 en El Cairo y diplomático de carrera, preside la OIEA desde diciembre de 1997. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) es un organismo autónomo en el sistema de Naciones Unidas, fundado en 1957 del que la Santa Sede es miembro fundador. Cuenta actualmente con 139 países miembros.

Al recoger este sábado en Oslo el Premio Nobel de la Paz, ElBaradei promovió la aceleración del desarme nuclear y se dijo favorable a la reforma de las estrategias de seguridad heredadas de la Guerra Fría.

Publicamos el texto integral del telegrama del Papa que, aunque se ha publicado ahora, tiene por fecha el 3 de noviembre.

* * *

Recibí con alegría la noticia de que este año se le ha asignado el Premio Nobel de la Paz a usted y a la Agencia Internacional para la Energía Atómica, de la que usted es director general y le presento mis más sentidas felicitaciones. Todavía hoy, sesenta años después de los devastadores ataques de Hiroshima y Nagasaki, queda claro que la paz del mundo sigue siendo amenazada por la expansión de las armas nucleares. El servicio que usted ha ofrecido a la comunidad internacional promoviendo la no proliferación nuclear y contribuyendo al proceso de desarme nuclear merece el más elevado reconocimiento. Rezo para que Dios siga guiando los esfuerzos de todos los que trabajan por la paz, y en especial de aquellos que buscan prevenir cualquier uso ulterior de las armas de destrucción masiva.

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ZENIT Staff

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