La Fundación “Juan Pablo II” para el Sahel cumple 25 años

Se dedica sobre todo a combatir la pobreza y la desertización

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CIUDAD DEL VATICANO / OUAGADOUGOU, viernes 13 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Se cumplen esta semana los 25 años de la creación de la Fundación «Juan Pablo II» para el Sahel, una institución nacida para ayudar a los pueblos de esta región africana, empobrecida por la sequía y la desertización.

Esta Fundación nació a raíz del primer viaje de Juan Pablo II a África, en la que lanzó un llamamiento al mundo en favor de estos países. Cuatro años después, el propio Papa le dio forma jurídica, haciéndolo depender el Consejo Pontificio «Cor Unum», en colaboración con los episcopados de estos países.

La Fundación se creó con el dinero recibido de los fieles católicos alemanes, en respuesta al llamamiento del Papa, y cuenta con la colaboración activa de la Conferencia Episcopal Italiana.

En un comunicado emitido hoy por el Consejo, se explica que el objetivo de esta Fundación es que los propios habitantes beneficiarios de su actividad la «sientan como propia».

«Nos alegra el hecho de que los beneficiarios, además de la ayuda material, aprecien de modo particular la cercanía espiritual del Pastor Universal de la Iglesia», afirma el comunicado. «Con este objetivo quiere la Fundación seguir progresando en los años próximos».

El Consejo explica que esta Fundación «trabaja activamente en la gestión y protección de los recursos naturales, en la lucha contra la sequía y la desertización, en el desarrollo rural y en la lucha contra la pobreza», sobre todo mediante la estrategia de «implicar a la población local» a través de la formación.

«Una preciosa característica de la Fundación es su apertura a las diferentes religiones de los habitantes, convirtiéndose así en un instrumento de diálogo interreligioso», afirma el comunicado.

Los países en los que trabaja la Fundación son Burkina Fasso, Cabo Verde, Chad, Gambia, Guinea-Bissau, Mali, Mauritania, Níger y Senegal. En ellos se materializaron sólo el año pasado más de 200 proyectos de diverso tipo.

En Burkina Fasso y Níger, la prioridad es, afirma el Consejo, la lucha contra la sequía y la desertización, a través de la reforestación y la canalización de las aguas para su mayor aprovechamiento posible.

En la mayor parte de los países, con todo, la prioridad es la formación, tanto de niños como de adultos, especialmente técnicos de grado medio, tanto en el campo agrícola como en el sanitario.

«Estas son sólo algunas de las obras realizadas por la Fundación en beneficio de una de las zonas más pobres del planeta», afirma el Consejo.

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ZENIT Staff

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