La Iglesia es una comunidad del ''sí'' en lugar del ''no''

Homilía del papa en la misa de esta mañana en San Marta

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

La Iglesia es una comunidad del «sí», porque nace del amor de Cristo. Es lo que ha dicho esta mañana, el papa Francisco en la misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta. El papa subrayó que cuando los cristianos no dejan trabajar al Espíritu Santo, entonces comienzan las divisiones en la Iglesia.

En la misa, concelebrada con el cardenal de Sri Lanka Albert Ranjith Patabendige, arzobispo de Colombo, participó también un grupo de empleados de los Museos Vaticanos.

Según informa Radio Vaticana, el santo padre se centró en los primeros pasos de la Iglesia que, después de Pentecostés, salió a las “periferias de la fe”, para anunciar el evangelio.

Una Iglesia del «sí»

Indicó que el Espíritu Santo hace dos cosas: «primero impulsa» y crea también «problemas», para luego «lograr la armonía en la Iglesia». En Jerusalén, por lo tanto, entre los primeros discípulos, «había muchas opiniones» sobre cómo acoger a los gentiles en la Iglesia. Había quien decía «no» a un acuerdo, y quien al contrario estaba abierto: «Había una Iglesia del «no, no se puede; no, no, se debe, se debe, se debe»; y una Iglesia del «sí, pero… pensemos en algo, vamos a estar abiertos, es el Espíritu que nos abre la puerta». El Espíritu Santo debía hacer su segundo trabajo: conseguir la armonía entre estas posiciones, la armonía de la Iglesia, entre ellos en Jerusalén; y entre ellos y los paganos. Es un buen trabajo el que el Espíritu Santo hace siempre en la historia. Y cuando no lo dejamos trabajar, comienzan las divisiones en la Iglesia, las sectas, todas estas cosas… porque estamos cerrados a la verdad del Espíritu».

Un yugo llevadero

Pero ¿cuál es la palabra clave en esta controversia de la Iglesia primitiva?

El papa Francisco recordó las palabras inspiradas de Santiago, del obispo de Jerusalén, que hace hincapié en que no hay que imponer sobre el cuello de los discípulos un yugo que los mismos padres no son capaces de llevar: «Cuando el servicio del Señor, se convierte en un yugo tan pesado, las puertas de las comunidades cristianas están cerradas: nadie quiere venir al Señor. En cambio, nosotros creemos que por la gracia del Señor Jesús somos salvos. Esta palabra, yugo, me llega al corazón, me viene a la mente».

El papa reflexionó sobre lo que significa hoy en la Iglesia llevar un yugo. Jesús –-recuerda–, pide a todos a permanecer en su amor. Precisamente de este amor nace la observancia de sus mandamientos.

Esta, reiteró, es «la comunidad cristiana del sí», que permanece en el amor de Cristo y dice «no», «porque está este sí». Está este amor, dijo el papa, que «nos lleva a ser fieles al Señor»… «porque yo amo al Señor no hago esto» o aquello: «Es una comunidad del ‘sí’ y los ‘no’ son el resultado de este ‘sí’. Pidamos al Señor que el Espíritu Santo nos ayude siempre a ser una comunidad de amor, de amor a Jesús que nos ha amado tanto. Una comunidad de este ‘sí’. Y desde este ‘sí’ cumplir los mandamientos. Una comunidad de puertas abiertas. Y que nos defiende de la tentación de volvernos quizás, puritanos, en el sentido etimológico de la palabra, de buscar una pureza para-evangélica, una comunidad de «no". Porque Jesús nos pide antes el amor, el amor a Él, y permanecer en su amor».

Y por eso, concluye el papa, «cuando una comunidad cristiana vive en el amor confiesa sus pecados y adora al Señor, perdona las ofensas».

Y, por lo tanto, «tiene caridad con los demás» y «una manifestación del amor», por lo que «siente la obligación de la fidelidad al Señor, para cumplir con los mandamientos».

Traducido del italiano por José Antonio Varela V.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación