Natividad © Cathopic

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Padre Antonio Rivero: «La venida de Cristo nos trae la verdadera alegría»

III Domingo de Adviento

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 TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

Ciclo A

Textos: Isaías 35,1-6.10; Santiago 5, 7-10; Mateo 11,2-11

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: Abrirnos a la alegría mesiánica que nos trae Cristo en la Navidad.

Resumen del mensaje: el primer domingo de Adviento Dios nos invitaba a despertar. En el segundo a convertirnos. Hoy nos invita a la alegría, a la alegría mesiánica, a la verdadera alegría, no a la alegría superficial, sensual, consumista y postiza, a la que nos invita las trompetas de este mundo. Es el domingo del “Gaudete”, es decir, “Alegraos”. La vida cristiana tiene que ser vivida desde la alegría, aun en medio de dificultades y desiertos de la vida (primera lectura), porque la tenemos fundamentada en Cristo, como Juan Bautista (evangelio). Alegría que tenemos que regar, abonar, cuidar (segunda lectura) y transmitir a nuestro alrededor.

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, este Cristo Salvador que viene en Navidad nos llenará de su alegría, pues Él es la alegre noticia del Padre, y por eso “el desierto y el yermo (de nuestro corazón) se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa” (primera lectura). Sí, habrá descalabros, calamidades, quebraderos de cabeza, pero el cristiano hoy debe escuchar la voz profética que le invita a la esperanza y a la alegría, porque Dios entró y entra en nuestra historia, en nuestra vida. Y Él es fiel (salmo). Hará que los cojos caminen, que los mudos hablen, que el desierto se convierta en jardín, que los cobardes se vuelvan valientes. ¿Soy un cristiano de esperanza gozosa o un cristiano triste y pesimista? Dice el Papa Francisco: “El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada” (Evangelii gaudium, n. 2)

En segundo lugar, esta alegría recibida por Cristo el día de su Encarnación tiene que ser cultivada, regada, abonada con la oración, el esfuerzo y la paciencia, para que dé fruto precioso (segunda lectura), como hace el buen labrador. De lo contrario, se agosta y fenece. No tengamos miedo a las escarchas, a las nieves, a los vientos y la lluvia; todo es necesario para que florezca nuestra vida, pues lo permite Dios. ¿Nuestra vida florece o está seca? ¿Si está seca, no será que hemos abandonado el riego y el abono? ¿Tal vez no arrancamos las malas hierbas de nuestro corazón y se están comiendo esa alegría de la salvación que Jesús sembró en nuestro corazón? “Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (Evangelii gaudium, n. 1).

Finalmente, la alegría de Juan Bautista, ¿en qué y en quién se basaba? (evangelio). Él estaba en la cárcel, porque su predicación era clara e invitaba al rey Herodes a convertirse, pues vivía en adulterio. No era para estar alegre en la prisión. Tampoco su alegría consistía en cosas, pues vivía en austeridad y pobreza. La alegría de Juan Bautista se basaba en haberse encontrado y aceptado a Cristo en su vida, y por eso daba testimonio valiente de Cristo. ¿En dónde está nuestra alegría? ¿Qué hacemos por llevar esa alegría de Cristo a nuestra casa, a nuestro puesto de trabajo, entre nuestros amigos, en nuestras parroquias y comunidades?

Para reflexionar: revisemos en este domingo de la alegría a quién estamos transmitiendo esa alegría de nuestro corazón. Y en el caso de que esa alegría haya muerto por el pecado, acerquémonos a la confesión en estos días para recuperar la alegría de la salvación. Será la mejor manera de acercarnos a la Navidad. “¿Por qué no entrar también nosotros en ese río de alegría?” (Evangelii gaudium, n. 5).

Para rezar:

Dame, Señor, el don de la alegría,

que canta sin reservas,

la belleza del mundo,

la grandeza del hombre,

la bondad de su Dios.

Dame, Señor, el don de la alegría,

que me haga siempre joven,

aunque los años pasen;

la alegría que llena de luz el corazón.

Dame, Señor, el don de la alegría,

que colma de sonrisas,

de abrazos y de besos,

el encuentro de amigos, la vida y el amor.

Dame, Señor, el don de la alegría,

que me una contigo,

el Dios siempre presente,

en quien todo converge y en quien todo se inspira.

Dame, Señor, el don de la alegría,

que alienta el corazón

y nos muestra un futuro

lleno de bendiciones, a pesar del dolor.

Amén.

Para cualquier duda, pregunta o sugerencia, aquí tienen el e-mail del padre Antonio, arivero@legionaries.org

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Antonio Rivero

El padre Antonio Rivero nació en Ávila (España) en 1956. Entró a la congregación de los Legionarios de Cristo en 1968 en Santander (España). Se ordenó de sacerdote en Roma en la Navidad de 1986. Es licenciado en Humanidades Clásicas en Salamanca, en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma y en Teología por la Universidad de santo Tomás también en Roma. Es doctor en Teología Espiritual por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma) donde defendió su tesis el 16 abril del año 2013 sobre la dirección espiritual en san Juan de Ávila, obteniendo “Summa cum laude”. Realizó su ministerio sacerdotal como formador y profesor de Humanidades clásicas en el seminario en México y España. Fue vicario parroquial en la ciudad de Buenos Aires durante doce años. Durante diez años fue director espiritual y profesor de teología y oratoria en el Seminario María Mater Ecclesiae en são Paulo (Brasil), formando futuros sacerdotes diocesanos. Actualmente es profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y ayuda en el Centro Logos, en la formación de sacerdotes y seminaristas diocesanos. Ha dedicado y dedica también parte de su ministerio sacerdotal a los Medios de Comunicación Social. Ha publicado catorce libros: Jesucristo, Historia de la Iglesia, Los diez mandamientos, Breve catequesis y compendio de liturgia, El tesoro de la Eucaristía, El arte de la predicación sagrada, La Santísima Virgen, Creo en la Vida eterna, Curso de Biblia para laicos, Personajes de la Pasión, G.P.S (Guía Para Santidad, síntesis de espiritualidad católica), Comentario a la liturgia dominical ciclo A, Comentario a la liturgia dominical ciclo B, Comentario a la liturgia dominical ciclo C. Ha grabado más de 200 CDs de formación. Da conferencias en Estados Unidos sobre pastoral familiar, formación católica y juventud. Y finalmente imparte retiros y cursos de formación a religiosas, seminaristas y sacerdotes diocesanos en México, Centroamérica y donde le invitan.

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