Reflexión de los Evangelios diarios
Invocamos al Espíritu Santo
Espíritu Santo llena de alegría y paz mi corazón y da sabiduría a mi mente para poder entender la Palabra de Dios. Amén.
Evangelio según San Juan 15, 12-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mí Padre.
No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”.
Palabra del Señor
¿Qué dice el texto?
Jesús dijo a sus discípulos: Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando.
… Soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca…
¿Qué nos dice Dios en el texto?
En estos días de Pascua, la Iglesia nos propone reflexionar sobre este largo texto que está en el Evangelio de San Juan, que nosotros conocemos como la última cena. Leemos hoy una de esas partes esenciales. Es aquí donde Jesús deja sus más grandes enseñanzas. Durante el tiempo que los discípulos siguieron al Señor, lo escucharon muchas veces. Ahora, al despedirse de ellos, son las recomendaciones finales y tal vez la síntesis de todas las enseñanzas del Maestro.
Todos conocemos de memoria este texto, “Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado”. Amar a los hermanos es la forma en que demostramos nuestra adhesión al Señor. Pero no el amor de las telenovelas, sino un amor de desprendimiento. El amor de entrega, como Jesús. Por eso, Él pone una “medida” para amar: y es como Jesús nos amó. Obviamente es una medida muy alta. Y nos llama “amigos”. Pero también en este tema de la amistad con Él, hay una condición: “Ustedes son mis amigos, si hacen lo que les mando”.
Es como una revisión de nuestra vida completa, ahora con el lente del amor, qué es lo que hemos hecho como Jesús nos lo pide, y desde ahora, cómo podríamos mejorar en sentirnos amigos de Jesús, haciendo lo que Él nos manda. La secuencia de este profundo texto es así:
- Ámense como yo los he amado,
- Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos,
- Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando,
- soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca,
- que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre.
- Esto es lo que les mando: “que se amen los unos a los otros”
En estos días difíciles donde debemos cuidarnos en la salud, te invito a que, reflexionando este texto del Evangelio, puedas repetir varias veces durante el día una frase de lo leído desde nuestra respuesta:
¡Señor me has elegido y me has destinado para que de fruto que permanezca!
Te invito a conocer más de nuestro trabajo diario sobre la Lectura Orante de la Biblia
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