(ZENIT Noticias / Castelgandolfo, Vaticano, 09.12.2025).- Una gira invernal por Europa ha situado a Volodymyr Zelenskyy en el centro de una densa red de expectativas diplomáticas, frustraciones políticas y llamamientos morales. Sin embargo, entre las numerosas paradas que realizó el presidente ucraniano a principios de diciembre, su conversación con el papa León XIV en Castel Gandolfo destacó, no solo como un compromiso diplomático más, sino como un recordatorio de que el conflicto en Ucrania se observa no solo desde las capitales políticas, sino también desde la perspectiva de una conciencia global.
La reunión tuvo lugar el 9 de diciembre en la villa papal de los Montes Albanos, un entorno que desde hace tiempo ofrece a los pontífices un espacio más tranquilo para conversaciones difíciles. Según la Santa Sede, el ambiente fue cordial, y la guerra fue el eje central ineludible. El Papa reiteró su llamamiento al diálogo sostenido y expresó la esperanza de que las iniciativas diplomáticas en curso —muchas de ellas marcadas por la tensión y expectativas contrapuestas— puedan dar lugar a una paz justa y duradera.

Zelenskyy, quien lidia con una relación cada vez más compleja con Estados Unidos, llegó a Italia tras días de intensas conversaciones con líderes europeos. En Londres, se reunió con el primer ministro británico, Keir Starmer; el canciller alemán, Friedrich Merz; y el presidente francés, Emmanuel Macron; antes de informar a funcionarios de la UE y al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en Bruselas. El bloque europeo ha mostrado mucha más comprensión por la postura de Kiev que Washington, donde el presidente Donald Trump ha presionado para obtener concesiones que Ucrania considera insostenibles.
Ningún tema ilustra esta fricción con mayor claridad que la propuesta de marco de paz estadounidense. Los negociadores completaron otra ronda de conversaciones el 7 de diciembre, pero persisten importantes lagunas. El punto más controvertido es la sugerencia de que Kiev renuncie al control de la región del Donbás, territorio ocupado ilegalmente por las fuerzas rusas. Zelenski rechazó la propuesta rotundamente, afirmando públicamente que Ucrania no tiene derecho legal, constitucional ni moral a ceder ninguna parte de su territorio. Trump ha expresado su impaciencia, señalando que Zelenski aún no había leído la propuesta e insistiendo en que prolongar la guerra supone un desperdicio del dinero del contribuyente estadounidense.

Los líderes europeos, por su parte, han respaldado la negativa de Kiev. Starmer describió el esfuerzo de paz como entrando en una «etapa crítica» y enfatizó la necesidad de un alto el fuego enmarcado por garantías de seguridad creíbles. Merz adoptó un tono más cauteloso, mostrando su incomodidad con algunos aspectos del plan estadounidense y advirtiendo que los próximos días podrían ser decisivos.
Estas presiones geopolíticas fueron el telón de fondo de la conversación en Castel Gandolfo. Para León XIV, quien ya se ha reunido con Zelenski en varias ocasiones y ha hablado al menos una vez con Vladimir Putin, la prioridad sigue siendo la diplomacia humanitaria, en particular en lo que respecta a los prisioneros de guerra y los miles de niños ucranianos llevados a Rusia durante el conflicto. El Vaticano ha trabajado durante mucho tiempo para su regreso, a menudo a través de canales discretos liderados por el cardenal Matteo Zuppi.
Zelenskyy destacó esta dimensión tras la reunión, agradeciendo al Papa sus continuas oraciones y la asistencia de la Santa Sede. Confirmó que el Vaticano sigue involucrado en los esfuerzos para reunir a los niños secuestrados con sus familias y añadió que había invitado al Papa a visitar Ucrania, calificando dicho gesto como una poderosa señal de solidaridad.

El papel del Vaticano sigue siendo delicado. Si bien ha pedido repetidamente un alto el fuego, no se ha involucrado directamente en las negociaciones formales, consciente de su posición al margen de la OTAN y receloso de parecer aliado de algún bloque militar. El predecesor de León XIV, el Papa Francisco, dedicó años a intentar forjar una posición equidistante de Moscú y Kiev, un acto de equilibrio que no siempre fue bien recibido, pero que subrayó la intención de Roma de permanecer disponible para ambas partes.
En los días que rodearon la audiencia papal, la propia guerra ofreció su propio y sombrío mensaje. Rusia lanzó más de cien drones durante la noche, atacando infraestructuras y forzando apagones de emergencia en varias regiones ucranianas. Ucrania, mientras tanto, continuó sus operaciones con drones en territorio ruso, incluyendo un importante ataque a una terminal de petróleo licuado en Krasnodar que provocó incendios que duraron días.
La breve conversación entre Zelenski y León XIV tuvo un peso simbólico desproporcionado a su duración. Y aunque el camino geopolítico por delante sigue siendo complejo, Zelenski dejó Castel Gandolfo con al menos una constante asegurada: la determinación del Papa de mantener a Ucrania, a su sufrido pueblo y la búsqueda de una paz justa en el centro de la atención de la Santa Sede.
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