(ZENIT Noticias / Roma, 09.09.2024).- En un paso significativo hacia la renovación de la diplomacia vaticana, el cardenal Oswald Gracias, arzobispo de Mumbai y uno de los principales consejeros del Papa Francisco, ha sido designado como coordinador de un grupo de estudio que evaluará el papel de los representantes papales en todo el mundo. Este movimiento, impulsado por la visión reformista del Papa, busca que las nunciaturas apostólicas y otros organismos de la Santa Sede operen de manera más misionera y sinodal, en sintonía con los cambios que se están gestando en la Iglesia católica.
Un nuevo enfoque para las nunciaturas
Las nunciaturas, que actúan como embajadas del Vaticano en los distintos países, juegan un papel crucial en la comunicación entre el Papa y las Iglesias locales, así como en la representación de la Santa Sede ante los gobiernos. Bajo el liderazgo del cardenal Gracias, el grupo de estudio se enfocará en mejorar el funcionamiento de estas instituciones clave, garantizando que su labor no se limite a un papel meramente diplomático, sino que esté más alineada con la misión pastoral y de evangelización de la Iglesia.
El cardenal Gracias no estará solo en esta tarea. A su lado, figuras importantes como el cardenal Mario Grech, quien lidera la Secretaría del Sínodo, y monseñor Luciano Russo, secretario de los representantes pontificios, contribuirán al estudio que, según las expectativas del Papa Francisco, deberá estar listo antes de junio de 2025.
Un mandato sin precedentes
Este esfuerzo surge como parte de una serie de puntos identificados por el Papa durante la primera sesión de la Asamblea Sinodal en octubre de 2023. Uno de esos temas es la necesidad de redefinir la relación entre las representaciones pontificias y las Iglesias locales, asegurando que haya una mayor cercanía y sinergia entre ambos. La meta final es hacer que las nunciaturas sean verdaderos puentes que favorezcan el entendimiento y la cooperación en temas pastorales y eclesiales.
Aunque este tema no será abordado directamente en la próxima sesión del Sínodo, programada para octubre de 2024, se ofrecerá un informe preliminar a los participantes, con el objetivo de detallar los planes de trabajo y recibir feedback sobre el avance del estudio.
Un enfoque sinodal y misionero
El Papa Francisco ha destacado, en varias ocasiones, la importancia de hacer de la Iglesia una institución más sinodal, es decir, que escuche y responda a las necesidades de las comunidades locales. En este contexto, las nunciaturas no solo deben funcionar como delegaciones diplomáticas, sino también como vehículos que promuevan un espíritu de colaboración y misión. Esta renovación estructural va en consonancia con el enfoque pastoral del Papa, quien ha llamado a la Iglesia a salir de sus estructuras tradicionales y ser más activa en la evangelización y en el compromiso social.
El cardenal Gracias, con una amplia experiencia en la diplomacia vaticana y un profundo conocimiento de la Iglesia en Asia, es una figura clave para llevar adelante esta transformación. Su liderazgo en este grupo de estudio subraya la seriedad con la que el Vaticano aborda este proceso de reforma.
Encuentros claves y proyecciones a futuro
El trabajo del grupo ya ha comenzado con una serie de encuentros en Roma entre líderes de la Secretaría de Estado del Vaticano y presidentes de conferencias episcopales de distintos continentes. Estos diálogos iniciales buscan sentar las bases para un análisis profundo y multidimensional del papel que desempeñan los representantes papales en la actualidad.
Se espera que las recomendaciones de este grupo de estudio puedan influir no solo en la estructura de las nunciaturas, sino también en la formación del personal diplomático de la Santa Sede, que tradicionalmente ha sido preparado en la Pontificia Academia Eclesiástica. El objetivo es formar a futuros diplomáticos con una mentalidad más pastoral y menos burocrática, acorde con la visión misionera del Papa Francisco.
Hacia una Iglesia más abierta al mundo
Este proceso de evaluación y reforma es un paso más en el proyecto más amplio del Papa Francisco de hacer de la Iglesia una institución más abierta, transparente y en constante diálogo con el mundo. La diplomacia eclesial, tradicionalmente centrada en las relaciones entre estados, está llamada a jugar un rol más activo en la vida pastoral de las comunidades locales, especialmente en contextos donde la Iglesia enfrenta retos específicos, como la persecución religiosa o la falta de recursos.
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