(ZENIT Noticias / Araden, 15.09.2024).- Después de verse obligada a huir debido a los feroces combates, una orden religiosa iraquí finalmente regresó al lugar donde fue fundada, con la ayuda de una importante organización benéfica católica.
Las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, una orden caldea de hermanas religiosas, han podido regresar al pueblo de Araden, en el norte de Irak.
Ubicado en el valle de Sapna, que se mantiene verde y exuberante gracias al gran río Zab, la tradición local dice que el nombre del pueblo proviene de las palabras siríacas “ara” (tierra) y “Adén” (Edén).
Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) ayudó a la orden a regresar a su lugar de nacimiento apoyando un importante proyecto de construcción que incluye un centro de retiro y un santuario al fundador de la orden, el padre Abdul Ahad Rayes.
La Madre Superiora, Samar Mikha, dijo que una parte clave de la visión de su fundadora era educar y alentar a los jóvenes en su fe: “El espacio revitalizado continuará la misión del Padre Rayes apoyando las necesidades educativas cristianas de la región. Fue un defensor incansable de la educación, de la construcción de escuelas y del fomento de las mentes jóvenes. Nos comprometemos a continuar su legado centrándonos en iniciativas educativas en los pueblos que rodean Araden”.
A lo largo de los siglos, el pueblo ha sido un centro de actividad cristiana de habla aramea, y sus tres iglesias, Mart Shmoni, Sultana Mahdokht y Mar Awda, fueron fundadas hace más de un milenio.
Pero una sucesión de conflictos desde la primera guerra iraquí-kurda en la década de 1960 hasta los bombardeos de la fuerza aérea turca a fines de la última década han visto cómo las cifras disminuían a medida que los aldeanos huían del peligro.
La Madre Samar dijo: “Nuestra comunidad ha enfrentado numerosas dificultades, habiendo perdido nuestra casa madre general tres veces debido a las guerras y migraciones en Irak. Esta tumultuosa historia provocó una escasez de vocaciones en nuestra comunidad”.
Pero el jefe de la orden continuó agradeciendo a ACN por ayudar a la comunidad a restablecerse en Araden: “Gracias a su apoyo inquebrantable, no solo hemos cumplido nuestros objetivos sino que hemos superado nuestras expectativas. El santuario y casa de retiro de Abdul-Ahad ahora es un símbolo de resiliencia y esperanza para nuestra comunidad. Este santuario ofrece ahora un espacio para los tan necesarios retiros espirituales, ofreciendo consuelo, tranquilidad y silencio a nuestras dedicadas hermanas que sirven a la comunidad y a la Iglesia incansablemente. No podemos enfatizar lo suficiente la profunda gratitud que sentimos por Ayuda a la Iglesia Necesitada”.
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