Filipe d’Avillez
(ZENIT Noticias / Königstein, 13.02.2025).- El obispo de Masvingo, en Zimbabwe, afirma que la Iglesia en su país, y en general, tiene una deuda de gratitud con las hermanas religiosas que realizan un trabajo pastoral sobre el terreno, a veces en condiciones muy difíciles.
Durante una visita a la sede internacional de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el obispo Raymond Tapiwa Mupandasekwa habló de las religiosas como “soldados de a pie de Cristo”
“Debemos agradecer a las congregaciones femeninas, que han tenido que soportar muchas cargas para servir a la Iglesia en África. Son las que están sobre el terreno, las que sirven a los pobres, a las viudas y a los huérfanos, pero tienen muy poco reconocimiento”, afirmó.
“Hacen la catequesis de niños, jóvenes y adultos, pero cuando la gente habla de la Iglesia, dicen: ‘El Padre está haciendo un buen trabajo aquí, es muy bueno organizando’. El Padre puede ser bueno organizando, pero ¿quién implementa todas estas cosas? ¿Quién hace que funcione? Son las mujeres en las congregaciones. Con muy poca gratitud. Históricamente hemos tenido un desafío en la manera en que hemos estado expresando nuestra gratitud”.
El obispo lamentó que en muchas situaciones las hermanas no reciban retribución o apoyo por su labor pastoral, lo que puede tener consecuencias negativas para las diócesis. “La mayoría no recibe salario, pero tienen facturas que pagar, alimentos y medicinas que comprar, necesidades sanitarias. La Iglesia ha tardado en reconocer esa contribución y apoyarlas económicamente, hasta el punto de que un buen número de ellas se ha desanimado y ahora están más interesadas en su trabajo como maestras o enfermeras, donde reciben un salario del gobierno, y muchas están abandonando el trabajo pastoral porque sienten que no están bien apoyadas”.
El obispo Raymond habló de una experiencia personal que tuvo cuando visitó una parroquia en la frontera con Zambia y Mozambique. “Es la parte más remota de nuestra diócesis, con una comunidad muy pobre. Ni siquiera podían permitirse alojarnos. Tuvimos que traer pequeñas tiendas de campaña para vivir y celebrar las festividades de Pascua”, recuerda. El obispo Raymond observó con asombro cómo las hermanas rápidamente establecieron una estrecha conexión con los feligreses. “Pensé: ‘¿Quién es el obispo aquí? ¡Las hermanas son los obispos!’”, recordó con una sonrisa. “¡Conocen a la gente mejor que nosotros! ¡La cantidad de tiempo que dedican al conocimiento de la gente es asombrosa! ¡Son realmente los soldados de infantería de la Iglesia!”.
Afortunadamente, dijo, las cosas están empezando a cambiar y en algunas diócesis el obispo ve ahora que las hermanas reciben más reconocimiento de las autoridades de la Iglesia.
El obispo cree que esto forma parte de la realización del llamado del Papa Francisco a una Iglesia más sinodal. “Rezamos para que seamos más sinodales, más solidarios, más atentos a las necesidades de los mayores y de los más jóvenes. Queremos transformar la Iglesia en una verdadera familia de Dios, donde se respete la dignidad de cada persona”.
Actualmente, ACN apoya decenas de proyectos en Zimbabwe, entre ellos la formación y los gastos de manutención de las hermanas religiosas en la diócesis de Chinhoyi, la construcción de un convento en la diócesis de Masvingo y la remodelación de un noviciado en la diócesis de Gweru.
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