CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 17 de septiembre de 2008 (ZENIT.org).- No existe "a priori" incompatibilidad entre las tesis de Charles Darwin y la Biblia, asegura el presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, el arzobispo Gianfranco Ravasi.

El prelado italiano, que es también presidente de la Comisión Pontificia de los Bienes Culturales, habló de la figura del biólogo británico que enunció la teoría de la evolución al presentar un congreso internacional que se celebrará en Roma del 3 al 7 de marzo.

El simposio, que tendrá como tema "Evolución biológica: hechos y teorías. Una valoración crítica 150 años después de 'El origen de las especies'", reunirá en Roma a filósofos, teólogos y científicos de renombre internacional.

En el encuentro con los periodistas, este 16 de septiembre, monseñor Ravasi quiso "confirmar que no existe incompatibilidad a priori entre las teorías de la evolución con el mensaje de la Biblia y de la teología".

Según recordó, Darwin "nunca fue condenado, 'El origen de las especies' no está en el Índice (de libros prohibidos, ndt.), pero sobre todo hay pronunciamientos muy significativos en relación con la evolución por parte del mismo Magisterio eclesial".

El congreso, según dijo Ravasi, será interesante pues busca crear un diálogo entre filosofía, teología y ciencia. Fue presentado en la Oficina de Información de la Santa Sede y forma parte del proyecto STOQ (Science, Theology and the Ontological Quest, Ciencia, Teología e Investigación Ontológica)

El congreso ha sido organizado conjuntamente por la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma) y por la Universidad de Notre Dame (Indiana, EE.UU.), bajo el patrocinio del Pontificio Consejo de la Cultura en el ámbito del proyecto STOQ (Science, Theology and the Ontological Quest) (Ciencia, Teología e Investigación Ontológica).

Este proyecto busca crear un puente filosófico entre ciencia y teología a través de programas de estudio, cursos universitarios, ciclos de conferencias, publicaciones científicas, etc. Forman parte del mismo universidades pontificias de Roma y algunos de los mayores científicos del mundo.

El congreso sobre la evolución, en concreto, es organizado por la Universidad Pontificia Gregoriana de roma y por la Notre Dame University de los Estados Unidos, con el patrocinio del Consejo Pontificio de la Cultura.


Monseñor Ravasi recordó dos pronunciamentos históricos sobre la evolución del Magisterio pontificio: la encíclica Humani Generis de Pío XII, del 12 Agosto 1950, y el Mensaje de Juan Pablo II a la Plenaria de la Academia Pontificia de Ciencias, del 22 de octubre de 1996.

Monseñor Ravasi explicó que el congreso busca afrontar el debate con tres actitudes básicas: ante todo investigación seria --que supere los lugares comunes--, humildad y optimismo.

El arzobispo explicó que teólogos, filósofos y científicos se mueven en "terrenos diferentes", pero "lo importante es que la línea de demarcación no se convierta en una 'muralla china' en un 'telón de acero', desde el que se mira al otro con desprecio".

"La distinción", advirtió "no es separación". "¡La distinción es necesaria!"

"Por tanto --aclaró--, hace falta un acto de humildad también por parte del teólogo que debe escuchar y aprender; por otro lado, hace falta superar la arrogancia de algunos científicos que abofetean a quien tiene fe y que consideran la fe y la teología como una herencia de un paleolítico intelectual".

En la rueda de prensa intervinieron además el padre Marc Leclerc, S.I., profesor de Filosofía de la Naturaleza, Pontificia Universidad Gregoriana; Gennaro Auletta, director científico del proyecto STOQ y profesor de Filosofía de la Ciencia, Pontificia Universidad Gregoriana y Alessandro Minelli, profesor de Zoología, Universidad de Padua (Italia).

El padre Leclerc constató que "el debate sobre la teoría de la evolución cada vez es más encendido, tanto en el ámbito cristiano como en el estrictamente evolucionista".

El sacerdote jesuita, al explicar los motivos que han llevado a la convocación del congreso, en este contexto, "pensamos que nuestro deber es tratar de esclarecer algunos puntos, ya que científicos, filósofos y teólogos cristianos, están directamente implicados en el debate, junto con colegas de otras confesiones o aconfesionales".

"Se trata de suscitar un amplio intercambio de opiniones desde el punto de vista racional, para favorecer un diálogo fecundo entre expertos de ámbitos diversos; la Iglesia está profundamente interesada en este diálogo, respetando plenamente el campo de cada uno", concluyó.