MADRID, domingo 13 noviembre 2011 (ZENIT.org).- Con motivo del Día de la Iglesia Diocesana, celebrado este domingo 13 de noviembre, en todas las diócesis de España, con una colecta para subvenir a las necesidades de la comunidad católica local, el cardenal arzobispo de Madrid Antonio María Rouco, hizo pública una carta titulada con el lema de la Jornada, “La Iglesia contigo, con todos”.

En su carta, el cardenal Rouco explica que “desde los comienzos del cristianismo, la Iglesia ha vivido junto a los hombres, a quienes ha sido destinada. La palabra parroquia significa precisamente –casa junto a otras- porque la Iglesia se entendió a sí misma como la Casa de Dios situada junto a las casas de los hombres. En las asambleas litúrgicas todos tenían cabida, como atestigua la carta de Santiago, dando siempre predilección a los pobres y necesitados y evitando la acepción de personas”.

Recuerda que “la Iglesia está siempre a favor del hombre, y es compañera de camino del hombre necesitado de Dios y del apoyo de sus hermanos”.

El lema de la Jornada –explica- “insiste en que este vivir con el hombre no es de manera gregaria. Subraya el contigo, porque cada hombre es único ante Dios y ante la Iglesia. Dios nos ama de modo personal a cada uno de nosotros y la Iglesia extiende su amor a cada persona en particular por la que ha muerto y resucitado Cristo”.

Los problemas del hombre individual –ya sean de orden espiritual o material--, subraya el arzobispo de Madrid “afectan a la Iglesia porque lo considera un miembro de su cuerpo, según la enseñanza de san Pablo sobre la Iglesia, Cuerpo de Cristo”.

Por ello, afirma, la Iglesia Diocesana, “al pedir oraciones y ayuda material para el mantenimiento de su misión apostólica en el mundo, piensa en el hombre concreto, y en el conjunto de sus miembros: la Iglesia contigo, con todos”.

Cualquiera que se acerque a una comunidad cristiana, señala el cardenal Rouco, “experimentará que para la Iglesia los hombres no son números, sino personas concretas que son tratadas en particular atendiendo a sus problemas, situaciones vitales, necesidades concretas”.

Este trato individual, explica, es, al mismo tiempo, colectivo: “Velar por las necesidades de cada uno supone organizar la vida de la Iglesia con instituciones que promuevan la vida de cada persona: parroquias, colegios, universidades, seminarios, organizaciones caritativas. Todas estas realidades se dirigen ciertamente al bien común que es el conjunto del bien individual. Cuando se tiene sentido de Iglesia y se vive la Iglesia como una comunión de fe y de amor, se despierta espontánea la necesidad de ayudar y de compartir nuestros bienes –espirituales y materiales- con los demás para hacer posible el bien de todos”.

“Quiero agradecer a tantos y tantos cristianos que viven la caridad cristiana con delicada generosidad, especialmente en estos tiempos en que la crisis económica sacude violentamente a tantas personas y familias. Lo que hacéis con los más pobres lo hacéis con Cristo y Él os premiará con generosidad. Os premia ya aquí, si sabéis verlo, con la alegría de la caridad”, añade el pastor de Madrid.

Y concluye animando a toda la comunidad diocesana a que esta Jornada “sea la ocasión de vivir la comunión de bienes que identifica a la Iglesia desde sus orígenes”. “Sed generosos y ayudad a la Iglesia en todas sus necesidades, de modo que el testimonio de vuestra caridad estimule a los demás a imitar vuestro ejemplo y la Iglesia muestre su condición materna, acompañando al hombre en el camino de la vida, contigo, con todos”.