El tribunal islámico de Gwadabawa, estado de Sokoto, al norte de Nigeria, sentenció el pasado jueves a Safiya Hussaini Tungar-Tudu a morir lapidada tras haberla declarado culpable de haber tenido relaciones prematroniales, un acto punible bajo el código islámico de la charia.

Tungar-Tudu está embarazada y tiene hasta el 8 de noviembre para presentar un recurso. El hombre acusado de haber tenido relaciones con ella ha sido puesto en libertad por el mismo tribunal tras concluir que no había «suficiente evidencia» para juzgarlo por su presunto adulterio.

Dado que la legislación internacional pohíbe la imposición de la pena capital a una mujer embarazada, «Human Rights Watch» (HRW) ha pedido al Gobierno nigeriano que intervenga en la materia.

Dos grupos nigerianos de derechos humanos y una organización con sede en París han condenado también la sentencia del tribunal.