Cardenal Víctor Manuel Fernández

Cardenal Víctor Manuel Fernández Foto: Catolín

Cardenal de Doctrina de la Fe repite: diaconado femenino no está maduro (y explica ausencia de grupo sinodal)

Comunicación del Cardenal Víctor Manuel Fernández en la XIII Congregación General del Sínodo

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(ZENIT Noticias / Roma, 21.10.2024).- A raíz de un malentendido suscitado el pasado 18 de octubre, el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe emitió un comunicado. El grupo sinodal trata el tema del papel de la mujer en la Iglesia y criticó que el cardenal Fernández no estuviese en ese grupo para escuchar lo que las participantes decían. En su comunicación el cardenal Fernández dice por qué no estuvo pero también explica lo que ya había dicho hacia el inicio del sínodo y de parte del Papa: la cuestión del diaconado femenino en la Iglesia no está maduro. A continuación la traducción completa del comunicado.

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Comunicación del Cardenal Víctor Manuel Fernández en la XIII Congregación General del Sínodo

Quiero aclarar que el Grupo 5 está coordinado por el Secretario Doctrinal del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. El viernes pasado [18 de octubre, ndt] se sometió a una intervención médica y propuso en su lugar a dos oyentes muy capaces para retomar las propuestas. Después me enteré de que algunas personas esperaban mi presencia y ofrecí una reunión el jueves a las 16.30.

Sabemos que el Santo Padre ha expresado que la cuestión del diaconado femenino no está madura en este momento, y ha pedido que no nos detengamos ahora en esta posibilidad. La comisión de estudio sobre el tema ha llegado a conclusiones parciales, que publicaremos en su momento, pero seguirá trabajando.

Por otra parte, el Santo Padre está muy preocupado por el papel de la mujer en la Iglesia y, ya antes de la petición del Sínodo, pidió al Dicasterio para la Doctrina de la Fe que explorara las posibilidades de un desarrollo sin centrarse en el orden sagrado. No podemos trabajar en otra dirección, pero debo decir que estoy totalmente de acuerdo. ¿Por qué?

Porque pensar en el diaconado para unas pocas mujeres no resuelve la cuestión de los millones de mujeres que hay en la Iglesia. Por otra parte, todavía no hemos dado algunos pasos que podríamos dar en su lugar. Daré sólo algunos ejemplos:

1) Cuando se creó el nuevo ministerio del catequista, el Dicasterio para el Culto Divino envió una carta a las Conferencias Episcopales. En ella proponía dos formas distintas de configurar el ministerio. Una estaba relacionada con la dirección de la catequesis. Pero la segunda recogía lo que el Papa había dicho en “Querida Amazonia” sobre las catequistas que apoyan a las comunidades en ausencia de sacerdotes, mujeres que están al frente, dirigen comunidades y desempeñan diversas funciones. Las Conferencias Episcopales podían aceptar esta segunda vía, pero muy pocas lo hicieron. Esta propuesta era posible porque el Papa había explicado en sus documentos que el poder sacerdotal, vinculado a los sacramentos, no se expresa necesariamente como poder o autoridad, y que hay formas de autoridad que no requieren las órdenes sagradas. Pero estos textos no han sido aceptados.

2) El acolitado para mujeres se ha concedido de hecho en un pequeño porcentaje en las diócesis, y muchas veces son los sacerdotes los que no quieren presentar mujeres al obispo para este ministerio.

3) El diaconado para varones: en cuántas diócesis del mundo se ha recibido. Y allí donde lo han recibido, ¿cuántas veces son sólo “monaguillos ordenados”?

Estos pocos ejemplos nos hacen darnos cuenta de que apresurarse a pedir la ordenación de diáconos femeninos no es la respuesta más importante para promover a las mujeres hoy en día.

Para alimentar la reflexión, he pedido que se envíen a mi Dicasterio testimonios de mujeres que sean verdaderamente líderes comunitarias o que desempeñen importantes funciones de autoridad. No porque hayan sido impuestas en las comunidades, o como resultado de un estudio, sino porque han adquirido esa autoridad bajo el impulso del Espíritu en respuesta a una necesidad del pueblo. La realidad es superior a la idea. Esta es la línea de trabajo en esta etapa. Pido especialmente a las mujeres miembros de este Sínodo que ayuden a recoger, explicitar y transmitir al Dicasterio diversas propuestas, que podemos escuchar en su contexto, sobre posibles caminos para la participación de las mujeres en la dirección de la Iglesia. En esta línea esperamos propuestas y reflexiones.

El jueves escucharé, pues, ideas sobre el papel de la mujer en la Iglesia. Para los que estaban muy preocupados por los procedimientos y los nombres, el jueves lo explicaré y daré los nombres propios, para que se puedan asociar rostros a este trabajo.

No obstante lo dicho, para quienes están convencidos de que es necesario profundizar en la cuestión del diaconado femenino, el Santo Padre me ha confirmado que la Comisión presidida por el cardenal Giuseppe Petrocchi seguirá activa. Los miembros del Sínodo que lo deseen -individualmente o en grupo- pueden enviar a dicha Comisión consideraciones, propuestas, artículos o preocupaciones sobre esta cuestión. El cardenal Petrocchi me ha confirmado que los trabajos se reanudarán en los próximos meses y analizará los materiales que han llegado.

Amigos, estoy convencido de que podemos avanzar paso a paso, y llegar a cosas muy concretas, para que podamos comprender que no hay nada en la naturaleza de la mujer que le impida tener puestos muy importantes en la dirección de las Iglesias. Lo que verdaderamente viene del Espíritu Santo no se detendrá.

Traducción del original en lengua italiana realizada por el director editorial de ZENIT.

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Redacción Zenit

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