(ZENIT Noticias / Roma, 19.11.2024).- La hermana María Dominique es una religiosa que ingresó en el convento de las hermanas dominicanas de Hawthorne, fundadas por la hija del novelista americano Nathaniel Hawthorne, la madre María Alfonsa.
María Dominique, cuyo nombre antes de entrar en la congregación era Olivia, comenzó una marca de ropa junto con una amiga Verónica con el deseo de tener una marca que fuera verdaderamente católica, destacando el lado contemplativo de la moda.
Desde muy pequeña, Olivia tuvo en su casa una gran instrucción tanto en la fe como en la moda: su madre trabajaba en fashion merchandising, junto con sus cuatro hermanas, por lo que siempre había cosas interesantes en su armario. Olivia pasaba las tarde probándose todos aquellos vestidos. Todos los miembros de la familia rezaban el rosario juntos e iban a misa todos los domingos.
Sin embargo, Dios tocó su corazón al mismo tiempo que ella estudiaba en la escuela Parsons, una de las universidades de arte y diseño más prestigiosas del mundo.
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Allí fue donde conoció a su amiga Verónica y dónde ambas comenzaron a hablar de la posibilidad de comenzar este proyecto ya que soñaban con “un nuevo estándar en el que la ropa cuidadosamente elaborada hablara al alma de cada usuario”. Entre las propuestas estaba el hacer diseños que reflejaran esa belleza al mismo tiempo que guardara la dignidad de las personas que estarían involucradas.
Y así lo hicieron. Justo después de graduarse fundaron Litany, en enero de 2020. Aun sabiendo que Olivia entraría a la vida religiosa, juntas comenzaron el proyecto, tejieron las prendas de vestir ellas mismas y lanzaron su primera colección en agosto, un par de meses antes de que Olivia entrara al convento. Desde ahí Verónica ha continuado el proyecto haciendo crecer esta marca, presentada ya en diferentes revistas, como Vogue, Vigil, Aletheia, entre otras.
En la publicación de Instagram donde cuentan su historia, la cual ha llegado casi a 900 mil vistas, se lee en la descripción que, para Verónica el hecho de ser ayudada a lanzar el proyecto por Olivia le dio muchísima confianza, mucha más que si lo hubiera hecho sola, por ello está inmensamente agradecida con ella ya que a pesar de que sabía que se iría al convento le ayudó a comenzar con este proyecto.
Ahora, ya como hermana María Dominique, Olivia dice acerca de su vida como hermana atendiendo a los pacientes con cáncer y viviendo en su comunidad “es una vida hermosa”. Y, además, está especialmente agradecida por la certeza de que encontró la vocación a la que Dios la llamaba.
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