John Henry Newman, cardenal inglés del siglo XIX, será proclamado Doctor de la Iglesia Foto: Vatican Media

Papa León XIV concede su primer “doctorado”: este es el santo nombrado doctor de la Iglesia número 38

Aunque aún no se ha anunciado la fecha de la proclamación formal, el mensaje es claro: la Iglesia sigue aprendiendo de quienes buscaron la verdad con humildad y rigor.

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(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 31.07.2025).- En un gesto que une siglos de reflexión teológica y profundidad espiritual, el Papa León XIV ha confirmado que John Henry Newman, cardenal inglés del siglo XIX, será proclamado Doctor de la Iglesia, un título reservado para santos cuyas enseñanzas han moldeado profundamente la doctrina católica. El anuncio, realizado el 31 de julio, marca la primera declaración de este tipo del Papa León XIV desde su elección hace menos de tres meses.

Este reconocimiento coloca a Newman entre un selecto grupo de 38 Doctores de la Iglesia, de los cuales solo cuatro son mujeres. La distinción no se otorga a la ligera: significa una vida no solo de santidad personal, sino también de una brillantez teológica duradera. Newman, exsacerdote anglicano convertido al catolicismo, ha sido venerado durante mucho tiempo como un pensador cuya influencia resuena mucho más allá de los confines de la Inglaterra del siglo XIX.

Nacido en Londres en 1801, John Henry Newman destacó como un intelecto prodigioso desde temprana edad. Educado en Ealing y Oxford, fue ordenado sacerdote en la Iglesia de Inglaterra en 1825 y rápidamente alcanzó prominencia como predicador y erudito en el Oriel College. Sus sermones en Santa María la Virgen, la iglesia universitaria de Oxford, atrajeron multitudes y admiración, pero también controversia.

El papel central de Newman en el Movimiento de Oxford marcó un momento crucial en la teología anglicana. Buscando reconectar la Iglesia de Inglaterra con sus raíces católicas, publicó los famosos «Tracts for the Times», una serie de reflexiones teológicas que desafiaban las premisas protestantes. Su última entrega, el Tract 90, proponía una interpretación católica de la doctrina anglicana, un paso demasiado lejos para muchos de sus contemporáneos. Denunciado por 42 obispos y censurado por las autoridades académicas de Oxford, Newman renunció a su parroquia y se retiró a Littlemore, donde finalmente daría el paso decisivo hacia Roma.

Su conversión al catolicismo en 1845, recibida por el pasionista italiano Domenico Barberi, conmocionó a la Inglaterra victoriana. Dejó de ser catedrático de Oxford y teólogo anglicano para convertirse en sacerdote católico y miembro de los Oratorianos, la congregación fundada por San Felipe Neri. Regresó a Inglaterra para fundar el primer Oratorio inglés en Birmingham, que se convirtió tanto en su hogar espiritual como en el centro de su misión pastoral.

A pesar de su condición de forastero en una sociedad mayoritariamente protestante, la contribución de Newman a la vida católica en Gran Bretaña fue enorme. Fue rector de la Universidad Católica de Dublín y autor de varios textos emblemáticos, entre ellos su autobiografía espiritual «Apología Pro Vita Sua» y el penetrante «Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina Cristiana». Este último ofreció un marco para comprender cómo evoluciona la doctrina católica sin traicionar sus raíces apostólicas, un concepto que resonaría un siglo después en el Concilio Vaticano II.

En 1879, el papa León XIII lo nombró cardenal, obviando el requisito tradicional de la consagración episcopal. Su lema, «Cor ad cor loquitur» («El corazón habla al corazón»), captó el tono íntimo y dialógico de su estilo teológico. Aunque nunca ocupó un alto cargo en la Curia Romana, el pensamiento de Newman ha influido durante mucho tiempo en la Iglesia universal, especialmente en temas de conciencia, educación y la relación entre fe y razón.

Newman falleció en 1890 a los 89 años, dejando un vasto legado intelectual y espiritual. Su lápida lleva la inscripción: «Ex umbris et imaginibus in veritatem» («De las sombras y los fantasmas a la verdad»). Ese viaje de la sombra a la verdad no fue solo personal, sino también eclesial: sus escritos allanaron el camino para un catolicismo más abierto, con raíces históricas e intelectualmente seguro.

Beatificado por Benedicto XVI en 2010 y canonizado por el Papa Francisco en 2019, Newman es venerado no solo como modelo de santidad personal, sino también como un maestro de la visión teológica. Sus trabajos sobre el papel del laicado, la función de la conciencia y el propósito de la educación superior siguen siendo de gran relevancia. La red de Centros Newman en universidades de todo Estados Unidos es un testimonio vivo de su influencia.

La decisión del Papa León XIV, confirmada tras consultar al Dicasterio para las Causas de los Santos, es tanto un reconocimiento eclesial como un gesto simbólico. En un momento de renovado diálogo ecuménico y tensión cultural sobre el papel de la fe en la vida pública, la voz de Newman —cuidadosa, honesta y profundamente arraigada en la tradición— resuena con renovada urgencia.

Aunque aún no se ha anunciado la fecha de la proclamación formal, el mensaje es claro: la Iglesia sigue aprendiendo de quienes buscaron la verdad con humildad y rigor. Al nombrar a Newman Doctor de la Iglesia, León XIV invita a los católicos a redescubrir a un hombre que, en palabras del Papa Benedicto XVI, enseñó que «la verdad no nos es dada ya hecha, ni es inventada; hay que descubrirla». Newman la descubrió y ahora la enseña a la Iglesia que una vez buscó con tanta pasión.

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Elizabeth Owens

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