LOS ANGELES, 14 julio (ZENIT.org).- El nombre «Encuento 2000» era ya de por sí un programa. La fecha del Jubileo y una significativa palabra castellana, para reunir a toda la Iglesia en un gran «encuentro». La promesa se ha mantenido y la cita del fin de semana, que tuvo lugar en la gran ciudad californiana podría convertirse en un momento histórico para la Iglesia católica en este país.
«Encuentro» era un acontecimiento habitual de la comunidad católica estadounidense de origen hispano, que ya se había realizado en otras cuatro ocasiones. En 1997, sin embargo, la Conferencia Episcopal Estadounidense decidió transformarlo en una cita nacional. «Nos pidieron poner el liderazgo latino al servicio de todos», explica Rolando Cruz, director ejecutivo del Secretariado para Asuntos Hispánicos.
Cambia el rostro demográfico en EE. UU.
Los motivos son fáciles de comprender. Según datos del «Census Bureau», la oficina estadística del gobierno estadounidense, para el 2005 los latinos se convertirán en la minoría más numerosas de Estados Unidos, superando a los negros. A finales de siglo, podrían alcanzar y superar a los blancos de origen europeo, cambiando el rostro demográfico del país. Al menos el 70 por ciento de los hispanos es católico, de modo que lógicamente la Iglesia estadounidense se está haciendo también más hispana.
Transformar «Encuentro» en una cita nacional, significaba reconocer este cambio histórico. «En el pasado, los ministros latinos tenían sobre todo la tarea de dedicarse a sus comunidades. Ahora, los hispanos están tomando una posición de liderazgo a nivel nacional, y por tanto la Conferencia Episcopal quiere invitarles a desempeñar esta función también dentro de la Iglesia».
La cita de Los Ángeles no se ha utilizado para exaltar un grupo con respecto a los demás. El lema era «Muchos rostros en la casa de Dios» y tenía precisamente el objetivo de dar espacio al liderazgo latino para reconocer la riqueza que suponen todas las diferencias étnicas existentes en los Estados Unidos.
Una Iglesia con muchos rostros
El cardenal de Boston, Bernard Law, en su homilía pronunciada en la celebración de la Reconciliación, reconoció los errores de miembros de la Iglesia que han olvidado la igualdad de todos los hombres ante Dios. Un llamamiento necesario, dado que entre los participantes había también obispos y fieles afroamericanos, nativos, asiáticos y europeos, originarios de unos 150 países.
En el encuentro participó también el arzobispo Francois Xavier Nguyên Van Thuân, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, quien narró cómo encontró a Cristo vivo en sus años de prisión en Vietnam.
Haciendo un balance del encuentro, monseñor Gabino Zavala, obispo auxiliar de Los Angeles y encargado de la organización del encuentro, ha revelado en declaraciones al diario católico italiano «Avvenire»: «Tengo que admitir que en un primero momento tuvimos dificultades. En el pasado, «Encuentro» era un acontecimiento reservado a la comunidad hispana de los Estados Unidos. De modo que surgieron algunas resistencias cuando se difundió la noticia de que en el 2000 abriríamos las puertas a todos. Superado este obstáculo, tuvimos que convencer a las demás minorías a participar, como la afroamericana y la asiática. Luego se planteó el problema de involucrar a la mayoría histórica del catolicismo estadounidense, que tiene orígenes europeos. Estas dudas eran comprensibles, pero el haberlas superado demuestra que la iniciativa ha sido un éxito».
También el presidente Bill Clinton envió un mensaje a «Encuentro 2000», en el que afirma que acontecimientos como éste materializan la auténtica visión de los Estados Unidos.
El cardenal de Los Ángeles, Roger Mahony, guía de la arquidiócesis que acogió «Encuentro 2000», afirmó que la cita de este pasado fin de semana tiene que ser considerada como un punto de partida, y tiene que empujar a la Iglesia a hacer más para responder a la demanda de espiritualidad que viene de la sociedad.
Mensaje del Papa
Juan Pablo II también se hizo presente en el encuentro con un mensaje en el que afirma: «En la aurora del nuevo milenio, cuando la comunidad católica en América asume el desafío de la nueva evangelización, todos están llamados a encarnar esa fecunda unidad en la diversidad que tiene sus orígenes en la comunión de la Trinidad y que es la fuente dinámica de la misión de la Iglesia en el mundo».
«Mi esperanza –confiesa el pontífice– es que este «Encuentro», al reunir a representantes de muchos grupos lingüísticos y culturales que conforman la Iglesia en Estados Unidos, lleve a un testimonio más efectivo del Evangelio y todos los niveles de la sociedad estadounidense».