Cardenal Rouco Varela: «Ser mártir es la esencia del cristianismo»

El arzobispo de Madrid visita la Asamblea de la Institución Teresiana

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LOS NEGRALES (MADRID), 25 julio 2000.- El arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela, visitó hoy a las participantes en la XV Asamblea General de la Institución Teresiana que se inició aquí el pasado día 16 de julio. A esta Asamblea asisten 88 personas que representan a 30 países. El cardenal presidió la celebración eucarística.
La directora general, Arantxa Aguado, expresó su agradecimiento al cardenal por su presencia y le dio un saludo de bienvenida de parte de las asambleístas que, dijo, vienen con el ánimo de dejarse evangelizar para renovar su evangelización, con la urgencia fuerte de estar en el campo de la cultura y la educación.

En la homilía, el cardenal Rouco Varela indicó que la fiesta de Santiago Apóstol encierra hoy un significado singular para la Iglesia y para España. Indicó que Santiago es patrono de España no por casualidad. Su patronazgo ha nacido desde la entraña misma de la historia de la Iglesia en este país, desde hace al menos doce siglos. Una devoción que se extiende a Europa desde hace once siglos y se proyecta más allá de Europa con la evangelización en los demás continentes.

Recordó que ha sido un apóstol decisivo para la evangelización del mundo, que arranca de su martirio. Murió por anunciar que la muerte de Jesucristo es salvación del hombre y que esa muerte ha sido vencida por la Resurrección. Fue mártir con su vida de lo que anunciaba con su palabra. Con su muerte iluminaba la verdad de lo que iba a ser también verdad para la Iglesia: ser testigo martirial de la fe.

El cardenal Rouco subrayó, citando a San Pablo, que evangelizar es un martirio diario. «Creo que es bueno –añadió– en este año 2000, caer en la cuenta de que ser mártir es la esencia del cristianismo. En un momento en que anunciar el Evangelio resulta tan escandaloso». Indicó que domina la cultura del pensamiento débil a la hora de afirmar y fuerte a la hora de negar.

La primera lección del Jubileo, señaló el arzobispo de Madrid, es que si la Iglesia no está dispuesta al martirio no habrá evangelización. Recordó que, en esta casa de Santa María de los Negrales, «está enterrado un mártir», refiriéndose al beato Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana. «Su vida sacerdotal y su vida cristiana –dijo el cardenal– estuvieron marcados por el martirio».

Finalizada la Eucaristía, el cardenal, antes de regresar a Madrid, saludó a todas las asambleístas y pasó un rato departiendo con ellas en plan informal.

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ZENIT Staff

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