En un primer apartado, como movimiento cristiano, denuncian que las mujeres siguen recibiendo malos tratos y muriendo a manos de sus parejas, y, sin embargo, falta de información, así como casas de acogida.
En segundo lugar, piden soluciones para atender la situación de mujeres emigrantes que, en algunos casos, al llegar a España son obligadas a prostituirse, engañadas con un falso contrato laboral.
El manifiesto pide por tanto que «salgan y se apliquen las leyes necesarias para que se castiguen a los responsables de todas las injusticias contra las agresiones a mujeres y así se consiga que las cifras de violencia se reduzcan o que no existan».
Subrayan también la necesidad de que «en las ciudades donde no haya casas de acogida se construyan o se ceda parte del patrimonio municipal para ello».
Y para que la mujer pueda compatibilizar su trabajo fuera de casa con su importante tarea como madre «piden que las guarderías tengan horarios compatibles con el horario de las madres que trabajan y que existan guarderías públicas gratuitas, con el fin de poder humanizar todas las estructuras sociales y se pueda luchar por una verdadera cultura de la vida».