Perú: Orientaciones éticas para las elecciones generales de abril

Documento de los obispos ante la próxima cita con las urnas

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LIMA, 5 mar 2001 (ZENIT.org).- ¿Cómo debe ser un candidato político? Los obispos de Perú han respondido a esta pregunta al hacer públicas sus «Orientaciones éticas para las elecciones generales 2001».

Un documento que en 17 puntos afronta de lleno la situación de transición que vive el país latinoamericano tras haber sufrido una de las crisis institucionales más graves de su historia, a causa de la corrupción que se había apoderado de los diferentes poderes, y que llevó a la huida de su presidente, Alberto Fujimori.

El 8 de abril los peruanos elegirán a su presidente, a sus dos vicepresidentes y a 120 congresistas para un mandato de cinco años a partir de julio próximo.

El candidato presidencial triunfador sucederá a Valentín Paniagua, que reemplazó a Fujimori, destituido por el Congreso en noviembre pasado, después de instalarse en Japón.

Los candidatos a la presidencia son ocho, entre ellos Alejandro Toledo quien encabeza las encuestas, seguido por Lourdes Flores que a su vez es escoltada por el ex mandatario Alan García.

Para los obispos, «Los candidatos deben presentarse con la voluntad de servir, y no de beneficiarse con el poder. Deben tener competencia, sólidos principios morales, principalmente honestidad».

En segundo lugar, según el documento episcopal, los candidatos «deben presentar sus ideas y propuestas con claridad y veracidad sobre la situación del país, y confrontarlas con otras posiciones».

Por último, los prelados consideran que «La campaña electoral debe hacerse con dignidad y contenido, con miras constantes al bien común del Perú. Que haya buen diálogo civil sobre temas de fondo, con el debido respeto a las personas».

Ofrecemos a continuación el documento íntegro publicado por los prelados peruanos.

* * *

ORIENTACIONES ÉTICAS PARA LAS ELECCIONES GENERALES 2001

1. La Iglesia ha acompañado al pueblo peruano en su caminar. Quiere hacerlo también en este momento importante de las Elecciones Generales 2001.

2. Ante la dramática crisis de valores que ha sacudido los cimientos mismos de nuestra Sociedad, como Pastores queremos lanzar un enérgico llamado a retornar con decisión a los valores fundamentales de nuestra cultura, cuyas raíces se hunden en el Evangelio de Jesucristo. Ha sido el alejamiento de estos valores lo que nos ha llevado a esta situación; y solamente la vuelta a ellos nos sacará de esta espiral de corrupción y violencia.

Primero: el bien común
3. «La Iglesia aprecia el sistema de la democracia en la medida que asegura la participación de los ciudadanos y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien de sustituirlos oportunamente de manera pacífica» (Juan Pablo II, «A los cien años», n. 43).

4. El fin principal de la política es el servicio al país y al pueblo, lo que llamamos el bien común. Este bien común debe pesar más que los intereses particulares de personas o de grupos, sean quienes sean.

5. El bien común exige alcanzar los grandes sectores geográficos y humanos de nuestro país. No debe dejar ninguno al margen del desarrollo integral, aún con el motivo de la rentabilidad económica.

6. En particular, es obligación de la política y de los gobernantes responder a las necesidades más sentidas de los pobres y marginados, que representan la mitad de los peruanos. ¿Qué se propone para el 50% de pobres que tiene el Perú?

Campaña electoral
7. Los candidatos deben presentarse con la voluntad de servir, y no de beneficiarse con el poder. Deben tener competencia, sólidos principios morales, principalmente honestidad.

8. Los candidatos y los grupos políticos deben presentar sus ideas y propuestas con claridad y veracidad sobre la situación del país, y confrontarlas con otras posiciones.

9. La campaña electoral debe hacerse con dignidad y contenido, con miras constantes al bien común del Perú. Que haya buen diálogo civil sobre temas de fondo, con el debido respeto a las personas.

10. Los electores, por su parte, deben:
– tratar de conocer la calidad técnica y ética de los candidatos y de sus listas;
– considerar qué personas y propuestas responden más adecuadamente a los problemas del país, no sólo en lo económico y político, sino también en lo social, jurídico, educativo, cultural y moral;
– votar de manera libre y responsable.

Instituciones y Medios de comunicación social
11. Las Instituciones del Estado deben respetar y hacer cumplir las normas establecidas en la Constitución y en las leyes, para que, por su imparcialidad y su integridad jurídica y técnica, haya una auténtica igualdad para todos.

12. Los Medios de comunicación social, cuya influencia es decisiva para la democracia, deben ajustarse a exigencias éticas, y no solamente a intereses económicos o políticos. Su información debe ser veraz y honesta, respetando la dignidad de las personas, y sin convertirse en una mera propaganda manipuladora o interesada.

Orientaciones éticas en el camino electoral
13. Primero, que haya verdad. Para ser libres, necesitamos la verdad (Juan 8, 32). Las cosas falsas o indebidamente ocultadas han hecho mucho daño al país. Los peruanos tienen derecho a saber qué pasó en el Perú, y cuál es la real situación económica, social y jurídica del país. Igualmente, tienen derecho a saber con franqueza lo que piensan hacer los que quieren gobernar al Perú.

14. Segundo, que haya justicia. La justicia es dar a cada persona y al pueblo lo que le toca según la verdad y la equidad: sin prejuicio y sin depender del dinero o de la política. En particular, no se puede aceptar la impunidad para delitos gravemente nocivos al país.

15. Tercero, que se busque la unidad. Somos hermanos y hermanas en el Perú y en la familia humana, y debemos unirnos más. Este deseo de comunión «no supone uniformidad o asimilación. Es más bien expresión de la convergencia de una multiforme variedad, que se convierte en signo de riqueza y promesa de desarrollo… El diálogo se apoya en la certeza de que hay valores comunes a todas las personas y culturas» (Juan Pablo II, «Jornada Mundial de la Paz», enero 2001, nn. 10 y 16).

16. Finalmente, por encima de todo, que no falte el amor que es el vínculo de la perfección, y que la paz de Cristo presida nuestros corazones (Colosenses 3, 14). La política, la técnica y la economía son importantes. Pero la civilización que queremos construir es, fundamentalmente, una civilización de amor y de paz (Juan Pablo II, id., nos. 9 y 10).

Conclusión
17. Recemos a Dios nuestro Padre para que nos ayude a vivir mejor como hermanos y hermanas. Pidámosle la luz y la sabiduría para elegir a los más capaces y con mayor vocación de servir, especialmente a favor de los más pobres y necesitados. Pidamos al Señor de la Historia la convicción y la fuerza necesarias para trabajar con fidelidad y unidad al mayor bien de todo el Perú y de todos los Peruanos.
Los Obispos del Perú.
Lima, 22 de febrero de 2001.
ZS01030507

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ZENIT Staff

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