MOSCÚ, 6 mar 2001 (ZENIT.org).- El patriarca de Moscú, Alejo II, ha revelado este martes que políticos rusos le han hecho presiones para que acepte una visita del Papa y ha asegurado que esto no sucederá hasta que se superen los motivos de contraste entre las dos Iglesias.

En declaraciones publicadas por la agencia Itar-Tass, el jefe de la Iglesia ortodoxa rusa ha mostrado su irritación por las propuestas de importantes personalidades políticas con las que sugieren que ablande su posición.

Si bien no ha querido ofrecer detalles, los expertos rusos consideran que se refiere al presidente Vladimir Putin, al primer ministro Mijail Kasianov, y al ministro de Asuntos Exteriores, Igor Ivanov. Los tres han tenido encuentros con el Papa sumamente cordiales y consideran que su visita sería una prueba del interés de Rusia por abrirse a Occidente.

A diferencia de Mijail Gorbachov y de Boris Yeltsin, ninguno de esos tres políticos ha querido presentar oficialmente su invitación al pontífice para que viaje a Moscú (algo que irritaría, como ya sucedió en el pasado, al patriarcado). Ahora bien, los tres han manifestado públicamente sus deseos de acercamiento entre cristianos católicos y ortodoxos.

En sus declaraciones de hoy, Alejo II ha renovado sus críticas al previsto viaje del obispo de Roma a Ucrania, país tradicionalmente ortodoxo y ligado a Moscú, que tendrá lugar el próximo mes de junio.

El patriarca ha definido esta visita como «inoportuna» y se ha sumado al llamamiento dirigido por el metropolitano de Ucrania, Vladimir, al Santo Padre para que sea aplazada.

De hecho, según Alejó II, uno de los motivos que le impiden recibir al Papa es la así llamada «política de expansión de la Iglesia de Roma en Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán».

En esos países, los católicos, que habían sido trágicamente perseguidos en tiempos del régimen soviético y, en ocasiones --como en el caso de los de rito oriental-- obligados a pasar por la fuerza a la Iglesia ortodoxa, están experimentando un renacimiento. Las estructuras de la Iglesia lentamente comienzan a restablecerse. Ahora bien, el patriarca considera que son tierras ortodoxas en las que sólo hay espacio a los creyentes en la Ortodoxia.

La Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas se separaron a inicios del milenio pasado por problemas teológicos hoy por hoy superados y por una concepción diferente en la aplicación del primado del obispo de Roma.