«Gratitud» del Papa a la Iglesia ortodoxa por aceptar su visita a Atenas

El Santo Sínodo apoya su presencia por tener un carácter de peregrinación

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CIUDAD DEL VATICANO, 8 mar 2001 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha manifestado oficialmente la «gratitud» de Juan Pablo II al Santo Sínodo de la Iglesia ortodoxa de Grecia que expresó ayer su parecer favorable a una peregrinación pontificia a Atenas.

«Esta decisión, que permite al Santo Padre visitar el Areópago de Atenas –ha explicado hoy el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, en declaraciones a los micrófonos de Radio Vaticano–, tiene también un significado ecuménico, que responde a las expectativas del Santo Padre».

Navarro-Valls ha informado que todavía no hay fechas oficiales para el viaje. «Nosotros esperamos anunciar pronto la realización de esta peregrinación espiritual del Papa tras las huellas de san Pablo, como era su deseo –explica el portavoz vaticano–. Ya se ha anunciado un viaje con dos etapas: una a Siria y otra a Malta. Ahora se tratará de encontrar una fecha que podría ir unida a este viaje o que podría ser independientemente del mismo».

En caso de que la peregrinación papal a Damasco, Malta y Atenas, tuviera lugar en un sólo viaje en tres etapas, podría desarrollarse entre el 5 y el 9 de mayo, según han escrito algunos expertos en cuestiones vaticanas en la prensa italiana.

El nuncio apostólico en Atenas, el arzobispo Paul Fouad Tabet, al recibir la noticia ha hablado de «un momento histórico para la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa».

El Santo Sínodo de la Iglesia ortodoxa griega decidió ayer, según informó el metropolitano de Eparta, Eustathios, que «no desea responder negativamente al deseo del pontificado de Roma, sobre todo porque esta visita tiene el carácter de una peregrinación».

Para monseñor Tabet, esta decisión implica una opción de los ortodoxos griegos a favor de la unidad de los cristianos: «al considerarla como una peregrinación, han dado a la visita un significado profundamente espiritual».

En su Carta sobre su peregrinación a los lugares de la historia de la salvación (29 de junio de 1999), Juan Pablo II escribía: «El celo de Pablo, una vez conquistado por Cristo, se extendió con una progresión incontenible hasta alcanzar gran parte del mundo entonces conocido. Muchas fueron las ciudades que él evangelizó. En particular, desearía pasar por Atenas, en cuyo Areópago Pablo pronunció un discurso memorable (cf. Hch 17, 22-31). Teniendo en cuenta el papel de Grecia en la formación de la cultura antigua, se comprende por qué aquel discurso puede ser considerado en cierto modo como el símbolo mismo del encuentro del Evangelio con la cultura humana».

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ZENIT Staff

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