CIUDAD DEL VATICANO, 12 mar 2001 (ZENIT.org).- Veinticuatro horas después de la beatificación de 233 mártires de la persecución religiosa española asesinados entre 1936 y 1939, Juan Pablo II se encontró esta mañana en la basílica de San Pedro con más de diez mil peregrinos, en su mayoría españoles, venidos a Roma con este motivo.
Si ayer la declaración oficial del martirio había dado un tono solemne a esta fiesta de fe, el encuentro de hoy se caracterizó por su espontaneidad e intimidad. El pontífice, de hecho, saludó particularmente a los numerosos familiares de los mártires, entre los que se encontraban varios hijos.
Al recordar que entre estos numerosos mártires se encontraban representados todos los estados de vida (solteros, casados, religiosos y sacerdotes), el obispo de Roma constató que «La santidad no es solamente privilegio reservado para unos pocos».
«Los caminos de la santidad son múltiples y se recorren a través de los pequeños acontecimientos concretos de cada día, procurando en cada situación un acto de amor. Así lo han hecho los nuevos beatos mártires. Aquí reside el secreto del cristianismo vivido en plenitud». Y añadió: «Todos estamos llamados a la santidad».
«El martirio no es una realidad perteneciente al pasado, sino también una realidad del tiempo actual», continuó diciendo.
«En efecto, es una realidad constatada que en nuestro tiempo han vuelto los mártires. Y si bien es cierto que los tiempos han cambiado, también lo es que cada día surge la posibilidad de seguir padeciendo sufrimientos por amor de Cristo. El horizonte que se presenta delante de nosotros es, pues, amplio y apasionante», dijo el Papa entre los aplausos que resonaban con más fuerza bajo la cúpula de Miguel Ángel.
Antes de despedirse, el Papa dejó a los peregrinos españoles consignas muy particulares, a la luz del ejemplo de sus mártires. «Este es mi deseo –les dijo–. Promoved la cultura de la vida. Hacedlo con la palabra, pero también con gestos concretos».
«Sed siempre y en todo lugar testigos vivos y creíbles del amor, de la unidad y de la paz –concluyó–. En esta tarea os acompaña siempre mi oración, mi afecto y bendición que de corazón os imparto».
Si se tiene en cuenta la ceremonia de ayer, domingo, Juan Pablo II ya ha beatificado a 471 mártires españoles de la persecución religiosa que tuvo lugar en los años treinta en España. Las primeras beatificaciones tuvieron lugar el 29 de marzo de 1987. De hecho, un grupo de causas ya han avanzado hasta la canonización que tuvo lugar el 21 de noviembre de 1999.
En sus más de 22 años de pontificado, Juan Pablo II ha realizado 1.227 beatificaciones y 443 canonizaciones.
Según estudios publicados por la Conferencia Episcopal Española, el número de víctimas martirizadas durante la «gran tragedia» de la guerra civil española (así la definió ayer el Papa) fueron 6.832.
