CIUDAD DEL VATICANO, 12 mar 2001 (ZENIT.org).- Los participantes en la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales –cardenales, arzobispos, sacerdotes, religiosos y laicos– de todo el mundo están trabajando esta semana en la redacción de un documento sobre «Etica en Internet».
Lo ha anunciado en declaraciones a Radio Vaticano el «ministro» para las Comunicaciones de Juan Pablo II, el arzobispo estadounidense John P. Foley, presidente de ese Consejo Pontificio, afirmando que esta red electrónica forma ya parte integrante de la vida cotidiana y surgen obviamente, como en el caso de otros instrumentos de comunicación, interrogantes a nivel ético.
Ahora bien, monseñor Foley insiste en que este medio ofrece también muchas oportunidades a la Iglesia para la evangelización.
La iniciativa continúa con la serie de documentos publicados por esta institución de la Santa Sede, que comenzó con «Ética en la publicidad» (1997) y «Ética en las comunicaciones sociales» (2000).
Durante estos días de sesiones de la asamblea, que durará de este lunes al próximo viernes, se está haciendo también un examen en profundidad de la implicación que han tenido los medios de comunicación en la celebración del Año Jubilar.
En la agenda de la asamblea, además, figura la posible fusión en otoño de la OCIC (Organización Católica Internacional del Cine) y la UNDA (Asociación Internacional Católica para la Radio y la Televisión), en un congreso que se celebrará en Roma.
Monseñor Foley explica, además, que el encuentro servirá para estudiar la manera en que los medios de comunicación pueden responder a la llamada de Juan Pablo II, en la «Novo Millennio Ineunte», de mirar adelante, después del Jubileo.
«Tenemos que entrar en todos los medios de comunicación social para evangelizar en dos sentidos: proclamar el Evangelio de Jesucristo en los medios de comunicación y a través de ellos. Tenemos también que pensar en nuestros propios medios de comunicación así como en un programa de formación de las personas, dentro de los medios de comunicación en general, para obtener una visión más completa de la vida humana y de su finalidad. No una visión consumista, difundida en el mundo de hoy, sino inspirada en los valores del Evangelio de Jesucristo».
El Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales hunde sus raíces en enero de 1948, cuando Pío XII instituyó la Comisión Pontificia para la Cinematografía, con el fin de estudiar los desafíos que plantea el cine a la fe y a la moral. Una tarea que luego se extendió a los sectores de la radio y la televisión.
Juan Pablo II con la Constitución Apostólica «Pastor Bonus», del 28 de junio de 1988, le dio el nombre definitivo, Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, y le planteó el objetivo de suscitar y sostener puntualmente y de manera adecuada la acción de la Iglesia y de los fieles en las múltiples formas de la comunicación social.