Italia acoge al patriarca de Constantinopla con honores de Estado

Relanza la presencia ortodoxa en países católicos de Occidente

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ROMA, 21 mar 2001 (ZENIT.org).- Los católicos italianos han deparado una buena sorpresa al patriarca ecuménico de Constantinopla, que mañana culmina una visita de cuatro días a la región sureña de Calabria: todas las localidades le han acogido con honores de jefe de Estado.

De este modo, incluso las autoridades civiles han querido dar prueba de la importancia que tiene el camino ecuménico para superar el cisma que desunió a la Iglesia hace casi mil años y que en las cuatro últimas décadas ha superado algunos de los obstáculos principales que impedían la reconciliación.

La visita del patriarca, que comenzó el 19 de marzo, culminará en un encuentro ecuménico de oración que formará parte de los actos del IV Congreso de las Iglesias locales católicas de Sicilia.

«Me siento feliz de poder visitar esta tierra, lugar de encuentro entre el mundo occidental y el oriental», declaró el patriarca, símbolo de la comunión en las Iglesias ortodoxas («primus inter pares» entre esos obispos). «Creo–añadió– que esta visita puede ser una contribución a un nuevo acercamiento entre católicos y ortodoxos».

El viaje del patriarca ha sido calificado por la Iglesia católica como «un acontecimiento histórico» –son palabras de monseñor Antonio Cantisani, arzobispo de Catanzaro y presidente de la Conferencia Episcopal de Calabria. Es la primera vez que el más alto exponente del mundo cristiano ortodoxo pone el pie en esta región, que una vez formó parte del Imperio Romano de Oriente.

Bartolomé I habla perfectamente el italiano, pues lo aprendió cuando era estudiante de Derecho Canónico en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma. Su primera actividad como patriarca ecuménico, apenas nombrado en 1991, fue constituir la arquidiócesis greco-ortodoxa de Italia. Un gesto que busca relanzar la presencia ortodoxa en Occidente.

El patriarca de Constantinopla tiene hoy jurisdicción sobre pocos millares de cristianos ortodoxos, un rebaño diseminado en la que hoy es tierra islámica de Turquía. El hecho de contar con una comunidad muy reducida le da más tiempo y libertad para asumir un papel internacional y, en particular, agrupar a la diáspora ortodoxa diseminada en el mundo en torno a su patriarcado.

Así se entiende también el objetivo de la visita del patriarca a Italia: «Supone el culmen de un largo período de redescubrimiento de las raíces greco-ortodoxas en esta región», dice el archimandrita Nilos Vatopedino, vicario general para las Calabrias (una denominación que comprende también Apulia y Basilicata) de la arquidiócesis ortodoxa italiana.

La Iglesia católica ha apoyado a los ortodoxos que viven en estos países europeos católicos. El Papa acaba de regalar al patriarca una iglesia en Roma para que pueda servir a sus fieles de lugar de encuentro. Algunas corrientes de las diferentes Iglesias ortodoxas, sin embargo, niegan el derecho a la presencia y evangelización de los cristianos católicos en tierras ortodoxas.

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ZENIT Staff

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